La era de la información nos vuelve inutiles. La tecnología ha matado nuestras destrezas y somos incapaces de hacer algo más que mover la bola de un ratón. Nuestro mundo es internet y el monitor es la puerta de acceso. Nos hemos vuelto perezosos. Los trabajos son tareas repetitivas y monótonas que nos reducen el cerebro y anulan nuestra imaginación. A la gente creativa y reinvindicativa se le anima a irse. La televisión y los videojuegos nos aborregan y lo que hemos aprendido en la escuela o en algún curso no sirve de nada para la vida real. Ante cualquier desgracia no sabemos como reaccionar, los ojos en blanco, preguntándonos por qué. Los fontaneros, electricistas, pintores se forran a nuestra costa, porque por cualquier pijada que nos hacen nos cobran un ojo de la cara, con total impunidad. Si lo supierámos hacer nosotros no los necesitaríamos y nos ahorraríamos mucho dinero, pero en la escuela no enseñan como cambiar un enchufe, como tirar de rodillo, como poner un grifo, etc. La destreza de la que hacían gala los hombres primitivos a la hora de cazar, pescar o recolectar ahora se traducen en la capacidad de vender un producto, de matar gente en un videojuego, o en crear mundos virtuales como Second Life. La sociedad moderna es una sociedad de gente obesa, personas estáticas que lo quieren todo al alcance de la mano, que se atiborra de helados y palomitas, que mueren por problemas cardiacos o por problemas mentales. Vienen a Europa los Chinos, abren sus restaurantes, y son gente delgada y espigada, pero al cabo de los años, ellos y sus hijos tienen tripa, están rellenitos y son ya miembros de la cultura Occidental, fumando, comiendo y bebiendo como el que más.
Los paquistaníes que van con sus mujeres tapadas hasta las córneas pestañean incrédulos cuando a su lado pasa alguna mujer occidental en escote y minifalda dejando ver mucha carne y curvas de escándalo. Seguro que se empalman, como la mayoría y que les vienen en mente pensamientos pecaminosos, pero no lo dicen, no vaya a ser que Mahoma se entere y les llame al orden. Nos hemos llenado de miles de aparatos tecnológicos. En el bolso tanto hombres como mujeres llevan el móvil, la cámara de fotos, el reproducto de MP3 o IPOD, la USB. En casa no faltan hornos, microondas, lector de DVD, varias televisores, vídeos, videocámara, cadenas musicales, cepillos y básculas eléctricas, portarretratos digitales, etc. Luego en el coche no puede faltar el GPS, el manos libres…
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A veces me dan ganas de coger la mochila e irme a algún pueblo con cuatro habitantes a llevar una vida contemplativa para disfrutar de la naturaleza, sin ninguna tecnología a mano. Sé que es difícil que cada día más nuevos objetos aparecerán
Pero cuanta razón llevas, hay que cambiar
HOLA MI QUERIDO ZAC. TE QUIERO MUCHO Y ME PARECES MUY LINDO