A José María Pérez Álvarez, el escritor más atildado que conozca, lo descubrí en un post de Gonzalo Hidalgo Bayal.
Así me encontré con Nembrot, con Un montón de años tristes, La soledad de las vocales Cabo de Hornos y este que nos ocupa: Tela e Araña, publicado por la editorial Trifolium.
Ante algunos pocos libros mi órgano palpitante se encabrita, pues las expectativas son tan altas, que todo bulle en el interior de lector, ansioso por descubrir ese regalo que de vez en cuando nos ofrece el autor orensano.
No solo quedan las expectativas cumplidas sino rebasadas, porque el libro rezuma literatura (sea lo que esto signifique para cada lector) por los cuatro costados, por la solapa y la contrasolapa, en cada hoja del libro. Es de agradecer que como en anteriores obras el autor deje los campos trillados de la literatura, que hacen de la mayoría de los libros pasatiempos de escasa enjundia que apenas transforman al lector, y se meta por otros caminos, que critique con mordacidad encuentros que su protagonista ha tenido con otros escritores, los cuales la mayoría no salen nada bien parados, que cada capítulo sea diferente del anterior, que dé la voz a seres inanimados, que destile una esencia Kafkiana, que asuma lo más patético de nuestra naturaleza, para mostrarnos una parte de nosotros mismos, frente a espejos ante los cuales no podemos sostener la mirada, todo ello impregnado de un sentido del humor, de un tono paródico, de una prosa contundente que se crece en cada párrafo, que lleva al lector en volandas hacia un final que no queremos que llegue, porque lo bueno, en la literatura y en todo viaje, es el “durante“.
La poliédrica figura de Guillermo Gal Cosío, solo puede salir de la pluma de un escritor vivido(r). Es fácil caer en la red del autor, en esa Tela de araña, en la cual colgar jirones de existencias efímeras. 166 libros. Una vida de.