A Fito no tener nada que decir le supuso sacarse de la chistera, de la gorra en su caso, una canción con el mismo estribillo. A Claire-Louise Bennett, no tener nada que decir le ha permitido publicar un libro de relatos, e incluso recibir elogios de la revista Vogue que habla de que la prosa de Claire-Louise es apasionada, salvaje […] y de otra galaxia…
Si esta prosa es de otro galaxia es muy posible que a los extraterrestres les encante, pero a los terrícolas, como a un servidor, no le ha gustado absolutamente nada. Hacía muchos libros que no leía nada tan anodino, tedioso, trivial, inane y pomposo. Todo junto y a la vez.
Este Estanque está colmado de naderías, banalidades y memeces. Hay quien osa comparar a Bennett con Lydia Davis. Nada que ver. Davis tiene talento, es ingeniosa, chispeante a ratos, y hay un discurso. Lo que hace Bennett es un discurso vacío, una prosa doméstica y cosmética, donde los relatos hablan de hornillos, lapiceras, plantas, vestidos o botes de tomate, como podían hablar de cualquier otra cosa, porque todo es azaroso.
He leído el libro traducido, por obra de Laura Wittner. No sé si el original será mejor, o todavía peor, pero la traducción, hace que la lectura sea todavía más pesarosa y tediosa.
Como regalo envenenado dejo un párrafo, que permite tomarle el pulso, o no, a la prosa galáctica de Bennett.
«Él venía a verme, y de hecho comimos algunas hortalizas que había cultivado y me dejó que estaban buenísimas, lo cual era cierto. Comíamos naranjas, también, muy seguido -de hecho comer naranjas españolas pasó a ser toda una cuestión. Es muy lindo comerlas, las naranjas, después de haber tenido sexo durante siglos. Disuelven el aire viciado y tienen un olor muy organizado, por lo que se reactiva una especie de estructura y pasa a ser perfectamente posible hacer un plan, como salir a comer a un lugar lindo».
Coincido con el comentario.
Leo. Y leo mucho. Hacía mucho rato que no abandonaba un libro; con «Estanque» no tuve otra alternativa. Coincido con el autor de la reseña; parece el discurso desorganizado de un loco.
Hola Patricia, me alegra saber que no soy el único al que no le ha gustado Estanque. Que no la acabaras dice mucho, de la novela y de ti.
Hace poco a mí se me cayó de las manos (y no soy mucho de abandonar novelas) Amor, de Hanne Ørstavik. No pude sobrepasar la página 45.