Esta estupenda novela corta de Gabo escrita en 1957 me recuerda el cuento de la lechera en la construcción de grandes sueños con pies de barro. Me recuerda también la leyenda el mito de Sísifo. No hace falta una piedra y una rampa para mostrar unas vidas condenadas y aherrojadas a la espera dilatada y estéril, a escuchar a diario la letanía de un rosario de cuentas infelices, la de estos dos polizones, en su senectud, de un barco calafateado a diario sin lograr evitar que entre la enfermedad (asma, dolores estomacales), achicando a duras penas la desesperanza, el infortunio, la pena por el hijo muerto, el hambre ronroneante, aferrados como dos náufragos a un leño húmedo con cresta y espolones llamado dignidad, que tanto puede ser su salvación como su condena.
Gabriel García Márquez en Devaneos | Cien años de soledad