Jajaja, habría que preguntarle a los libreros si se sienten como confesores, al otro lado del mostrador.
Yo acudo bastante a una librería de las grandotas, una cadena y la función del librero casi siempre pasa por acompañar al cliente hacia donde está la columna cimentada con los ladrillos del Castillo, del último premio Planeta, lo nuevo de Pérez-Reverte, Dolores Redondo… Una labor más de acompañamiento que de asesoramiento. Pero en el caso de dar con un librero que haya leído tanto como tú, con lecturas afines y te pueda guiar y asesorar en tus futuras lecturas creo que eso es entonces algo valioso. En Logroño aún contamos con libreros confesionales como Castroviejo o Cerezo.
Las grandes cadenas de librerías no dejan de ser supermercados de libros. Seguro que tienen libreros muy capacitados, pero por la forma de negocio, la mayoría de veces no se da pie al intercambio de opiniones, conversaciones, recomendaciones, etc. que sí puede ocurrir en otro tipo de librerías más de barrio.
Menuda estupidez, ¿no?
Jajaja, habría que preguntarle a los libreros si se sienten como confesores, al otro lado del mostrador.
Yo acudo bastante a una librería de las grandotas, una cadena y la función del librero casi siempre pasa por acompañar al cliente hacia donde está la columna cimentada con los ladrillos del Castillo, del último premio Planeta, lo nuevo de Pérez-Reverte, Dolores Redondo… Una labor más de acompañamiento que de asesoramiento. Pero en el caso de dar con un librero que haya leído tanto como tú, con lecturas afines y te pueda guiar y asesorar en tus futuras lecturas creo que eso es entonces algo valioso. En Logroño aún contamos con libreros confesionales como Castroviejo o Cerezo.
Las grandes cadenas de librerías no dejan de ser supermercados de libros. Seguro que tienen libreros muy capacitados, pero por la forma de negocio, la mayoría de veces no se da pie al intercambio de opiniones, conversaciones, recomendaciones, etc. que sí puede ocurrir en otro tipo de librerías más de barrio.