Leo en el periódico que según un estudio que la Universidad de Alicante está llevando a cabo desde el año 2005 y que concluirá en 2008, este atribuye a los niños el 50% del pester power, que es como llaman en Estados Unidos a la capacidad de influir en las decisiones de compra de una familia.
Así las cosas los más pequeños de la casa, son la llave para acceder a los padres. Si el hijo toca las narices y nos da la tabarra, al final se cede al chantaje emocional del hijo y para hacer que el peque deje de dar la plastada se accede a los deseos de estos. De este modo los publicistas que saben esto perfectamente cada vez dirigen más sus anuncios a los más pequeños del hogar de modo directo o indirecto, subliminalmente o no.
Los niños son consumidores masivos de publicidad, sin criterio propio y sin capacidad alguna para discernir.
Será el pequeño de la casa el que sugerirá a sus padres, el coche a comprar, los cereales para el desayuno y el destino vacacional. El niño será el «enemigo en casa«,
!Qué no nos pase nada!.