Esta historia esta basada en hechos reales, en el transcurso de nuestra aventura en bicicleta al encuentro del Santo en Santiago, si bien alguna cosilla puede estar pulida por el imaginario, fruto de las palizas en bicicleta y de los rigores propios del mes de Julio en nuestro querido país.
Esta historia ha sido patrocinada por todos y cada uno de los Restaurantes aquí citados, si bien todavía no he visto una peseta. Esta extraordinaria aventura ocurrió en el año 1994. Por aquel entonces no existían blogs ni bitacoras, donde contar estas cosas.
7 de Julio (Nuestro San Fermín Particular)
Toca madrugar, y a las 6 ya estoy en pie, el cuerpo pide un desayuno copioso a base de huevo, pan , y tostadas, y nos dirigimos al garage de un amigo. Es allí donde comienza nuestra aventura. Somos 5 jovenes de 19 años en liza. La primera parada es a escasos 5 kilómetros de Logroño, en la gasolinera de Yagüe , en donde inflamos las ruedas y dejamos las bicis a punto. Rumbo a la Grajera, quemamos las primeras toxinas, y ya pienso en regresar, y llevamos 15 kilómetros!!!. Pasamos por Navarrete, Nájera, y Santo Domingo de la Calzada, nos ponen el primer sello en nuestra compestalana. Bebemos agua, hace calor y perdemos litros de sudor al menor esfuerzo.
Seguimos rumbo Belorado, dejando La Rioja y entrando en la provincia de Burgos, son las 12 y cuarto, y las 13 horas nos dan de comer (Restaurante Goya, por 6 euros se papea bien . Siesta en una plazoleta cercana al restaurante. Nos guardan las bicis en el trastero del restaurante. A las 4 en marcha nuevamente, pasamos por Villafranca de Oca subimos el puerto de La Pedraja de 1130 metros de altitud, a un ritmo de 9 km/hora ,al límite. Tras el sufrimiento viene la recompensa, y una bajada tonificante por un camino de Piedras que nos lleva hasta San Juan de Ortega, arrivamos a las 5 de la tarde, golpea el sol. Nos deshacemos de las alforjas, llegan peregrinos canarios, oímos misa en Latín al estilo medieval, durante casi una hora. La solidaridad de los monjes nos permite cenar unas sopas de ajo y poco más. Ducha con agua gélida y a dormir, pasadas las 11.
Hemos recorrido 93km 300 metros, durante 4horas 51 minutos de pedaleo a un ritmo de 19km/h. La extenuación no deja pensar en nada.
Santiago está cada vez más cerca.
8 de Julio.
Son las 8 y ya estamos deambulando, a un ritmo infernal de 30 km/hora llegamos a Burgos por una carretera llana, en donde desayunamos divinamente, las raquetas (bollería de por aquí que está riquísima), zumito de naranja y cafelito., En el Bar Milán , sitio recomendable.
Llegamos a Castrojeriz que ostenta un arco inmenso digno de ver. Y es aquí donde comemos, y recuperamos las energías perdidas, con alubias, chuletones y flancitos, algo ligerito de digerir.
Luego al ribazo a bajar la comida, con casi 40 grados es imposible, sin descansar nada a las 5 nos ponemos nuevamente en camino, la carretera por la que vamos, deja Astudillo a 10 kilómetros. Finalmente llegamos a nuestra área de descanso, en Carrión de los Condes, nos alojamos en un campamento, con tiendas de campaña, visitamos el pueblo, precioso, todo hay que decirlo, hacemos compras en el hiper, y me endiñan unas sardinas contemporáneas de los años de Paquito., sí, sí..el mismo, el del bigote y voz irrisoria que tuvo acojonado a este pais cuarenta años.
Pero no acaban conmigo. Las monitoras son simpáticas y están bien dotadas. Un italiano esta comiendo spaghettis, para variar.
Un tío con una motosierra no deja de dar la brasa y perturba todo el campamento, todos esperamos que tenga un desliz. Pero primavera que no llega y el desliz tampoco.
Hemos hecho 124 kilómetros del ala, a 22 km/hora.
9 de Julio
Tras dormir poco y mal y tras una ducha reparadora a las 6 y media de la mañana con agua caliente, devorados por los mosquitos, equipamos las bicis con las alforjas, tomamos un chocolatito con churros por euro y medio, y nos piramos a Sahagún, nuestro compañero Rafa presenta molestias en su pierna, nos firma un hombre con dos piernas y otra mas corta (de madera). Llega la prueba de fuego solar, a través de un camino , al que llamamos el de los plataneros, al estar secundado nuestro camino de tales frutales, .
Lo peor del camino es esto, esas rectas en llanuras inmensas con un calor asfixiante, sin ver un ánima.
En bici aún vas rápido, pero me gustaría saber que fue de aquel peregrino que vimos andando por esas tierras arcillosas, solo, sin nadie a la vista en kilómetros a la redonda. Al cual se le veía muy cansado.
Logramos llegar a Mansilla de las Mulas, y en casa Marcelo recobramos las fe, según vamos ingiriendo alimentos reconfortantes, dicese, macarrones, pollo asado frió, agua de la artesa, y helado de naranja, descansamos en un albergue que es una cucada.
Al Choche se le pincha la rueda, primer percance acaecido. Y a unos catalanes se le rompe una horquilla , el tío lleva nada menos que platos de cerámica.
Y llegamos a León, visitamos la Catedral, magnífica, esas vidrieras son un espectaculo de luz y color.
Comienza el partido de fútbol España-Italia, que seguro que Luis Enrique prefiere olvidar, pues le dejan la cara echa un Cristo con el codazo recibido, en Virgen del Camino no quedan plazas en el albergue. Haciendo el último esfuerzo nos presentamos en Villadangos del Páramo, alojamos las bicis en la parte trasera del albergue.
La ducha caliente nos rehabilita, charlamos con unos chicos belgas que van a la par que nosotros. cenamos enfrente en un restaurante pegado a la carretera de nombre La Pradera, a base de ensaladilla rusa, huevos fritos y fruta y vemos la primera parte del Holanda-Brasil, las habitaciones constan de 6 literas, bien espaciosas.
Gente del albergue no para de dar la murga y nos cuesta dormirnos, cuando el cansancio lo puedo todo, el arte se desvanece y surge el alma .
Hemos recorrido otros 120 km, a una media de 21km/h
10 de Julio
A eso de las 8 ya tenemos las bicis listas y el desayuno en la mesa, rumbo a Astorga, el aroma que impregna la ciudad abre el apetito. Nos reciben diversas factorías galleteras en la entrada a la villa. Me pierdo con Luismi del resto de la gente, visitamos la catedral gaudiana, coincidimos con los belgas y con nuestros nativos riojanos.
Llega la Cruz de Ferro, mal, mal y peor que mal, vaya cruz, es como llevar mil kilos a la espalda y un plasta a tu lado contándote sus milagros. Coronamos mientras unos madrileños muy generosos reparten basura por doquier conformando un cuadro abstracto naturalista.
Llega la bajada hacia Molinaseca, Casa Antonio nos avitualla, con pasta, arroz, huevo, hamburguesas, y fruta.
Discurre por el pueblo un río, en el que la gente se baña, y nosotros también.
Las mujeres leen, unas el periódico, otra el Hola, otras libros (Secretos de Hombre). Nuestros secretos mientras tanto están al remojo.
El agua está más fría que otra cosa.
No podemos demorarnos y salimos para Villafranca , la carretera es buena, el aire sopla forjando nuestros resecos labios., Son las 8 pasadas cuando llegamos.
Papeamos, Dios me da una señal y me entero de que apruebo «Derecho tributario», una asignatura de sólo tres créditos similar al dibujo técnico de los ingenieros en cuanto al número de aprobados.
Nos alojamos en un camping, le damos a la sin hueso con nuestros amigos vascos, y el catalán. La monitora es una chica bien simpática, con una voz como hilos de seda (con el cansancio los versos fluyen así de ñoños).
Al lado del camping hay un campo de fútbol y una piscina.
A unos se les descentran las ruedas y a los demás otras cosas.
Hemos recorrido 110 Km. a 20km/h durante 5 horas y 20 minutos
11 de Julio
Tras levantarnos nos encaminamos a una tienda de bicis, en donde centrar las ruedas, nos pertrechamos de yogures líquidos, y donettes y cacao para los labios. Desayunamos café y croissant, y enfilamos la Pedrafita, en compañía de Rafa y el Catalán, ni con un PMI de chocolate me resucito, voy que no toco el suelo, al final del Cebreiro llego a la altura del Catalán que está haciendo la goma (de mascar, no de mojar).
Visitamos el Santuario do Cebreiro. Bajar, subir, !la historia de siempre!, ahora el alto del Poio, no me puedo reventar más, en lo alto encontramos una fonda en donde comemos patatas con cordero por 3 euros de los de ahora. Un peregrino de Vitoria ha hecho el ascenso por la cara norte, por caminos.
La bajada es larga, apacible, treinta kilómetros, acoplado a una roulette que baja a nuestra velocidad. Parada técnica en Triacastela, allí está de nuevo el Catalán. Vemos el Tour. Indurain le mete unos minutos a Rominger en la contrareloj. Próximo destino Porto Marín, el Napo pilla una pájara, !aire te necesito!.
En la carretera circulan un puñado de peregrinos en bici, haciendo un pequeño paquete. Hay una subida letal, volvemos a resucitarnos a nosotros mismos. En una fuente en donde el agua cae en poca cantidad pero fresquita nos apaciguamos. El Napo se recupera.
Todos juntos de la mano, caminando hacia el señor, por senderos de esperanza llegamos a Portomarín, tras cruzar un impresionante puente.
La llegada al pueblo es en subida.
Unos franceses vienen andando mientras tocan canciones de amor.
Al Choche se le sale la cadena de las alforjas. Hay agua caliente en las duchas.
Compramos algo para cenar, sacamos unas fotos. En el albergue, en camas de madera, hay hasta de matrimonio, nos echamos como fardos dispuestos a que nos prenda fuego el sueño eterno.
Hemos recorrido 105km a 20KM/h durante 5 horas y cinco minutos.
12 de Julio
Nos despedimos del pueblo afrontando una empinada rampa, envueltos en niebla y humedad que petrifica nuestros huesos. La lluvia no cae.
Pasamos por Melide y nos adentramos en carreteras comarcales, cruzando pueblos rústicos, en donde se ven mujeres lavando a mano, con grandes cestos de ropa húmeda sujetos en sus cabezas y burros de cuatro patas andando por el pueblo.
Es el último día y el ambiente está caldeado. Siempre para adelante sin un respiro. Nos sulfuramos, pues queremos parar para descansar y beber.
Es normal, es la ilusión que tiene todo peregrino de abrazar a Santiago o de cagarse en….. Ya cerca de Santiago, en Arzua, paramos en una gasolinera donde me ventilo tres kases de un trago.
En el aeropuerto de Lavaicoa nos reagrupamos y afrontamos la subida del Monto Gozo, entiendo a los monjes- Tanto gozar no puede ser bueno, gozamos subiendo esas rampas endiabladas, usando el plato más pequeño de mi sufrida bicicleta de montaña.
En lo más alto, sacamos unas pictóricas con la cámara de retratar, y comemos en un autoservicio vacío. Nos volvemos a ver a los vascos que han hecho etapas similares a nosotros en cuanto a kilómetros realizados por día.
Jugamos al billar, Napo ha nacido con un palo de billar entre las piernas y mete todo, el Choche y Rafa miran expectantes como les damos p´al pelo.
Vemos el Tour de France, gana la etapa Patrick Duran, campeón de Francia, y vamos hacia nuestro destino final que nos ha tenido ocupados una semana.
Sacamos fotos, en una fuente interior en medio de la carretera. Me pierdo en Santiago, me encuentran. Nos dan la Compostelana, la fe mueve montañas y mis piernas mis pedales.
¿Y quien aparece por ahí?. Pues los belgas.
Buscamos el albergue que dudo que exista, deberían llamarlo «el albergue del Santo Grial», pues todos hablan de él, pero sigo sin encontrarlo cuando vamos a Santiago.
En resumen, acabamos en el seminario, como inquilinos de una noche, sin intención de hacer carrera monacal. No vemos a nadie salir del armario, hay una chica menuda, morena, peregrina con una cruz en el pecho (entre sus dos pechos), que viaja a pie, y viene caminando desde Ponferrada, le damos ánimos. Queremos cenar, y recurrimos a Pizza Pollo, donde nos cepillamos una pizza rústica con atún, pimiento, bacon, y champiñón por 6 Euros. Regresamos al Seminario. Ducha con agua fría
Me toca dormir con una pareja, duermo boca arriba, en un colchón, el maromo de la maroma solo sabe roncar y es un profesional templando graves y agudos, veo pasar las horas y me dieron la una, las dos ,las tres las cuatro, hasta que . zzzzzzzzzzzzz.
A mi lado Choche está de vigía, como un búho oteando el horizonte de cuerpos cansados abatidos por el sueño y el cansancio, oyendo la radio. !Ojo al dato! El tiempo esss ese juezz supremo que ponee y quitaaaaa razones. Aupa García.
Y así concluye nuestro camino hacia Santiago desde Logroño durante 6 días y 6 noches, de buenos y malos momentos, irrepetibles.
13 de Julio
Comenzamos el retorno. Ponemos las alforjas a las bicis, y las mandamos de vuelta, con la compañía de transportes Azkar. En Santiago, desayunamos en la Casa del Peregrino, pillamos los billetes de vuelta (5.500 pts).
Vamos a la plaza del Obradoiro, y por allí pululan los Belgas, que se interesan por una gorra que llevo, que es nativa de Brujas.
También están los vascos, compañeros de fatigas.
Una modelo, se está haciendo una sesión fotográfica, y nosotros nos hacemos fotos, en las que aparezca la modelo fotografiada.
Llenamos el estómago en Casa Manolo, por a quinientas pesetas (3 euros), nos ventilamos una paella y pulpo a la gallega con postre.
A la estación pitando. Tomamos el tren que nos lleva a Ourense de 16,10 a 18,10. En Ourense trasbordo y dirección Logroño.
Que agobio de viaje, salgo al pasillo a oxigenarme.
Escucho en la radio del choche, el partido Bulgaria 1-Italia 2. Partida de cartas hasta las 4.
El padre de un familiar nos recoge. El ascensor está arreglado.
Los demás, Choche, Napo, y Rafa van a Garpesa a desayunarse unos croissants.
Misión cumplida.
Si localizo alguna foto ya la colgaré, para hacer el relato más ameno y visual.