Es posible que Alessandro Baricco pase a la posteridad por su prosa sedosa, pero estos últimos años lo que más me ha seducido de su escritura ha sido sus ensayos: Los bárbaros. Un ensayo sobre la mutación o The Game.
Su último ensayo Quel che stavamo cercando, está disponible en la web, en distintos idiomas incluido el castellano. Se puede leer y también escuchar al mismo Alessandro Baricco leyendo el texto. De fondo el arrullo del mar. Son XXXIII fragmentos espléndidos
Esto que estábamos buscando es la pandemia, una criatura mítica, artificial, necesaria, para explicar la realidad, alimentando la rotación del mito que nos permite generar el mundo y perderlo. Algo está ahí en el inconsciente hasta que acontece, como la Pandemia. Y llega, y los humanos la equiparan a una guerra. Cuando parece reinar una anemia mítica, llega la Pandemia y todo ese magma subterráneo erupciona, creadas las condiciones necesarias para que ocurra, una vez creado un campo de juego único en el que moverse a una velocidad y con una facilidad nunca antes conocidas. Pandemia que para el autor, más que una simple emergencia sanitaria, es un grito, una gigantesca necesidad de decir algo, de dar voz a un intolerable tormento. Ojo: El Mito restaura la sustancia irresoluble de los humanos.
Echar la vista atrás y sopesar la vida anterior, propiciada por la epifanía pandémica, el acontecer electrizante de algo que se rompe, se interrumpe: el confinamiento. Parar, detenerse. Antes de volver de nuevo a la vorágine, a esa grieta que hiere el sentido de las cosas. Porque nada cambia, sino por contagio. Y ante la Pandemia, nos apoyamos en la ciencia, en la vacuna mesiánica, y nos quedamos sin Saber porque nos apoyamos en un conocimiento único, el científico, que se ha encerrado en sí mismo, endurecido por procesos obsoletos y por esquematismos inadecuados para el Game, la revolución digital. Una mirada dirigida al interior, ponderar una existencia y una intuición: en el equilibrio colectivo de toda una comunidad, morir menos y morir mejor no equivale a vivir más y vivir mejor.
Y la Pandemia trajo una gran necesidad de orden y disciplina. Se preservó el placer de una autoridad a la que obedecer y hasta la nostalgia por un experto que orienta, poderoso que dispone, guía que sugiere, sacerdote que execra médico que prescribe, policía que castiga, juez que sanciona, periodista que advierte, padre que educa…
Sería imperdonable pensar, a partir de ahora, que algún tipo de inmunidad nos mantiene a salvo de las consecuencias de aquello que hacemos.
Generar mundo y perderlo. Contagio y fortaleza, en eterna rotación.
Traducción al castellano a cargo de Diana Agámez Pajaro.