El otro día visité Galilea, un pueblecito que está a un cuarto de hora de Logroño y antes de dejar el pueblo fui al trujal que queda a la salida del pueblo, junto al cementerio. Allí compré Aceite de Galilea, en garrafas de dos litros, que luego degusté en casa y me supieron a gloria. Ahora es momento de recolectar la aceituna y este es el aspecto que mostraban las olivas, hace cosa de un mes, con un color granate, óptimo. Siendo como es Galilea un pueblo pequeño la industria del aceite ha permitido la creación de empresas que fabrican aceite extraordinario como Hejul y Aceite de Galilea S.L
Hablando de aceite, los Reyes Magos me han traido un par de botellitas de aceite, una de Puesole (de Alfaro) y otra de Tritium, ambos aceites extra virgen de La Rioja. Cuando los pruebe ya os diré.