Archivo del Autor: Francisco H. González

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Nocturno hindú (Antonio Tabucchi)

En Nocturno hindú novela de Antonio Tabucchi (Vecciano, 1943), publicada en 1985, con traducción de Carmen Artal y epílogo de Josep Ramoneda, la literatura es un viaje, exterior e interior, o vertical, como el de la novela de Vila-Matas, en la que un hombre va hasta la India en busca de otro, y esa búsqueda, supone una exploración de uno mismo y también un disolverse en tierra extraña, a lomos de los recuerdos y de un pasado que siempre se ve embellecido.

La narración es fluida, vertiginosa, porque nuestro personaje no para de moverse. Cada noche pernocta en un hotel diferente, lo que da pie para situarlo en distintas ciudades de la India y medios de transporte, charlar con otros lugareños, donde cada uno de ellos le aportará algo de su país, aquello que no aparece en las guías y forma parte del paisanaje y del terruño.

La búsqueda se convierte casi en una persecución, en la que el perseguido parece ir borrando las huellas, para al mismo tiempo ir creando otras, fácilmente detectables, como un cambio de nombre, que seguirá poniendo en la pista a su perseguidor. En sus postrimerías, metaliterarias, encontramos un resumen sucinto del argumento de la novela, y un final que puede dejarnos con un palmo de narices, y en tierra de nadie, entre la tomadura de pelo y la complacencia.

Antonio Tabucchi en Devaneos | Sostiene Pereira

Leer sin prisas

Horizontes librescos lejanos

Para leer hacen falta ganas y mucho tiempo, si queremos llevar a cabo proyectos librescos de gran envergadura. Hace tiempo que quiero leer obras como Las mil y unas noches (3424 páginas), la biografía de Dostoievski a cargo de Joseph Frank (2917 páginas), Historia de mi vida de Casanova (5230 páginas), Decadencia y caída del Imperio romano (4782 páginas) de Gibbon (las tres publicadas en Atalanta), las Novelas ejemplares de Cervantes, La comedia humana de Balzac (esperaré a tenerla publicada en su totalidad por Hermida editores), Los episodios nacionales de Galdós (46 libros) y cómo no, En busca del tiempo perdido, pues cuando lo intenté en su día me extravié por el Camino de Swann y ahí sigo perdido, y finalmente otros libros que sin ser tan extensos como los anteriores también andan ahí rondándome: El hombre sin atributos de Musil (1560 páginas), Guerra y Paz (1840 páginas) y Los Demonios (1664 páginas) de Heimito von Doderer.
Veremos si cuando tenga tiempo en abundancia, puedo darme y entregarme a la lectura de estas obras con la tranquilidad, de Trapiello por ejemplo, acometiendo la lectura de los episodios de Galdós tal como refiere aquí.

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El miedo (Guy de Maupassant)

La obra de Guy de Maupassant está muy diseminada en distintas editoriales en España: Alianza, Valdemar, Periférica, Eneida, Alba, Nórdica, Marbot, Akal, Siruela, Cátedra, Random House, Austral, etc, que recogen tanto sus novelas como sus relatos. Artemisa ediciones bajo el título de El miedo, con traducción de Assumpta Roura, agrupa cinco relatos, uno de ellos con el mismo nombre.

El miedo opera en los mismos como su columna vertebral, miedos que consisten en temerle a la soledad y comenzar a desvariar y creer que esposándose dejará de tener miedo, como le sucede al protagonista de Él, con cierto parecido con El horla. El miedo es la crónica de una venganza anunciada y no ejecutada, siendo ese estado de espera y zozobra lo que imprime la desazón en los personajes, compartida también por el lector. En !quién sabe! objetos inanimados toman vida poniendo en juego la salud mental de su propietario, que pide ser recluido, como hiciera Maupassant ante el avance de su enfermedad. Los más curiosos me parecen Junto a un cadáver, que resulta ser el de Schopenhauer, lo que da pie para hablar de la gigantesca labor de escepticismo llevado a cabo por el filósofo, el cual ante la visita ineludible de la parca, acaba descomponiéndose y hediendo como el resto y Un caso de divorcio, donde un abogado trata de obtener el divorcio, para su defendida, alegando que su esposo no está en sus cabales, empleando como arma un diario del mismo, relato que le permite a Maupassant expresar su opinión sobre el sexo femenino y su nula confianza en el matrimonio, como hace también en su relato Él: Sigo creyendo que el matrimonio es una barbaridad y convencido de que ocho de cada diez maridos llevan cuernos. Es lo menos que se merecen por haber sido tan imbéciles encadenando sus vidas, por renunciar al amor libre, la única cosa divertida y buena que hay en el mundo, por cortar las alas a la fantasía la que nos empujan todas las mujeres, etcétera.

Poco a poco voy avanzando en los relatos de Maupassant y no creo que tarde en hincarle el diente a los cuentos completos publicados por Páginas de Espuma, que en dos volúmenes recoge los más de 300 relatos publicados por Maupassant.