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Alberto Olmos

Tatami (Alberto Olmos 2008) Lengua de Trapo

Tatami transcurre en un avión. Una chica de buen pecho ha de sufrir las aventuras que le contará su compañero de asiento. El vuelo dura unas cuantas horas, va desde España hasta Japón. La joven que dará clases de castellano en el país nipón, además de tetona es virgen, y aunque le cueste reconocerlo se deja seducir no por su acompañante, sino por la historia que éste le cuenta. Lo mismo que le puede suceder al lector, que se puede plantear qué diantres le pueden interesar los devaneos de un onanista, pajillero y dominador. La victoria de Olmos reside , si es tal, en lograr que acabemos su libro.
Cuando los ingredientes son una tetona, un onanista que es capaz de masturbarse frente a una japonesa adolescente parapetado en la oscuridad, seres humanos que quedan en las cunetas por culpa de esa guerra silenciosa que es el cáncer, truncando amores incipientes y todo eso se mezcla con sentido del humor, diálogos briosos y finales como estaciones de paso, el resultado es Tatami, un libro que si te lo coges para ir a Japón te lo puedes leer varias veces de atrás hacia adelante, pero que te lo puedes ventilar perfectamente yendo en autobús de Logroño a Frías.

Tatami: una comedia ligera con pespuntes de drama, con seres nada agraciados que iluminan sus días con la linterna de sus fracasos y miserias.

Los bárbaros: ensayo sobre la mutación de Alessandro Baricco

Alessandro BariccoAlessandro Baricco se dio a conocer en España con su libro Seda, que en 2007 fue llevado a la pantalla grande, ofreciéndonos una película aburrida donde las haya. Seda es un libro poético, de lectura envolvente y liviana, con trazas de best-seller. Luego, Baricco ha ido publicando más libros como Novecento y ensayos como Next, acerca de la globalización. Me topé, a través de una recomendación filial con Los Bárbaros: ensayo sobre la mutación, donde Baricco, mediante una serie de entregas semanales que publicó en un periódico italiano, y que luego adoptó la forma de libro, trata de arrojar algo de luz sobre esos que él denomina bárbaros, que saqueadores de la aldea global, tiran muros, se guían por la velocidad y la espectacularidad, que prefieren lo superficial a lo profundo, que les interesa más trazar trayectorias y buscar nexos de unión, que trazar la verticalidad del profundo conocimiento decimonónico, que no conciben el esfuerzo en el sentido clásico, anhelantes de lo diferente, surcando la periferia.
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