Archivo de la categoría: 2011

Alma (Javier Moreno 2011)

Lengua de Trapo Javier Moreno 2011 Critica
Javier Moreno
Lengua de Trapo
2011
140 páginas

Alma es el tercer libro que he leído de Javier Moreno, después de Click y 2020. A estas alturas Javier Moreno es casi como un primo lejano.

Los mejores libros, los más realistas, son aquellos en los que alguien ha pasado un borrador por ellos hasta hacer desaparecer la trama.

Una obra que trata de la verdad y dice la verdad no puede ser una obra literaria. Con ello el escritor mostraría su desprecio por la literatura, una actividad a la que renunciaría voluntariamente por encontrarla huera, superflua, caduca. La trama es un vestigio forense, una herencia del discurso con el que el asesino pretendía exculparse o con el que el jurado buscaba condenar al presunto culpable.

En nuestro interior viven inquilinos de los que apenas sabemos nada. Escribir es una manera de darles voz, de hacer que se manifiesten.

Texturas de está índole va despachando Javier Moreno a lo largo de su novela.

Las novelas que me gustan me entristece envilecerlas, enturbiarlas con una opinión. Las novelas que no me gustan me da pereza vilipendiarlas. Hete ahí el dilema.

Como me pasó con la lectura de Click, en Alma he encontrado destellos, fogonazos, que se suman a lo largo de toda la obra.

No hay argumento. No hay trama. ¿De qué va Alma?. Ni idea. ¿Qué es un alma?. Ni idea.. El autor, en los párrafos de libro transcritos arriba, ya hace una declaración de intenciones respecto al valor de un argumento o una trama.

El narrador se nos muestra, nos habla de él, del mundo que lo rodea, un celofán que rasga con el estilete de su pluma, para saciar la curiosidad. Todos queremos saber qué hay al otro lado. La realidad es poco creíble. De ahí el éxito de la ficción.

En Alma hay cine. Kubrick, Como ser John Malkovich, Hanecke, Charlie Kaufman, La Historia de la Humanidad en unos pocos fotogramas.
En Alma hay escritores y poesía: Borges, Aira, Ashbery, Marías…
En Alma hay humor y ciencia. Tablas periódicas, electrones, ecuaciones, números primos, incógnitas, galaxias.

Cada página en Alma es un universo.
El libro puede ser leído comenzando en cualquier página.
A su vez, el libro puede ser abandonado en cualquier página.
No hay principio, no hay final, sólo un durante de 140 páginas. Las últimas cuarenta las leí en un ambulatorio mientras esperaba que fuera mi turno. Una hora y media de espera que dio sus frutos. Los pacientes, lo eran. Miraban la pared, al techo, contaban baldosas, se perdían en las pantallas líquidas de sus móviles. Yo, acabé el libro.

La distancia entre la genialidad y la bufonada es mínima.

Dejemos a Moreno haciendo equilibrismo sobre el vacío, a varios cientos de metros de altura, escribiendo aforismos en las nubes, liando porros con el polvo de las estrellas, buscando iluminarnos con esa luz que ya se extinguió. Tal vez, la humanidad, también sea ya sólo un reflejo, una ficción, una compañía de teatro en busca de guionista.

Javier Moreno en devaneos | Click | Alma | 2020

Mi madre es un pez (VV.AA. 2011)

Mi madre es un pez portada libro
Varios Autores
Libros del Silencio
367 páginas
33 autores
2011

Mi madre es un pez es una antología de relatos de diferentes autores: 33 en total, de distintas edades. Más de la mitad son nacidos en la década los 70 (Olmos, Moreno, Calvo, Terranova, Ventura, Padial Sofer..), otros cinco en los 80 (Candeira, Cifuentes..), los hay más mayores como Eduardo Mendoza o Alfonso Fernández Burgos. Casi todos son españoles, pero hay también autores Mexicanos, Argentinos y Chilenos. Parida(de)s aparte, 9 escritoras y 24 escritores.

Los relatos tiene un hilo común: las relaciones familiares. Estructurado en tres apartados. Mortal y rosa, La metamorfosis y La geometría del amor. Y un relato final modo de epílogo a cargo de Eduardo Mendoza.

A pesar de tener un nexo común el resultado del libro no es uniforme. Por otro lado esto es un ahelo imposible cuando juntos bajo un mismo techo (bajo las solapas de un libro), 33 humanos dedicado al bello oficio de escribir tienen un concepto de la familia y sus ramificaciones diverso.

Hay relatos que me han gustado muchísimo como el de Andrea Jeftanovic. (La necesidad de ser hijo). Me recuerda mucho al libro Será mañana, de Federico Guzmán Rubio. La Chilena tiene una prosa potente y vibrante, y la luz que arroja sobre las existencias de los hijos de aquellos padres y madres que luego pasarían a la historia como revolucionarios primero y acomodados luego en instituciones globales, es muy interesante. Con Jon Bilbao me he reído muchísimo pues su relato Prueba de amor, destila una ironía de lo más saludable. La bendición de Gabriel Sofer, me ha sorprendido. Me ha llevado a otra época con esa falsa biografía de José Faroles, infectada de un humor descacharrante, y me ha dejado con ganas de leer más cosas suyas.
Aixa de la Cruz con True Milk y a sus 23 años, pergeña una original y deliciosa historia de vampirismo lactante.
Alberto Olmos con Todos mis hijos, mantiene el humor como seña de identidad, plasmados en unos diálogos de gran intensidad, donde la figura del padre, se proyecciona como si estuviera en un sala de espejos.

En cuanto a los relatos que introducen elementos fantásticos, el relato de Javier Moreno, Cum Dederit, es uno de mis favoritos, un relato «fantástico» y magnético. Otro es el de Sergio Lifante y Tokio Pigmalión con una premisa y un desarrollo muy original.
Decir que Eduardo Mendoza escribe con solvencia y siempre es un gozo leerle es a día de hoy un pleonasmo.

Lo interesante del libro es aunar esas 33 voces sobre un tema común, donde cada cual irá aportando algo en el lector, identificándose éste, con los relatos que lea en mayor o menor medida, reconociéndose en la piel del hijo, otros en la del padre, madre, hermana o prima. Lo interesante de los relatos es que la visión global de la familia, dista mucho de la complacencia, así los relatos están trufados de padres distantes, carestías emocionales, amores mendicantes, separaciones forzadas, amores vampíricos y perrunos, rupturas, incomprensión, infidelidades parejiles, soledad y rencores, bajo esa estructura frágil llamada familia, donde hay espacio más que de sobra para la lucha armada emocional.

Si queréis cogerle el pulso al mundo del relato en español. Mi madre es un pez es una herramienta muy válida.

Me quedo con una frase del relato de Jeftanovic «Pienso en la enorme necesidad de ser hijo antes de ser padre».

Los autores de Mi madre es un pez son: Aixa de la Cruz, Alberto Olmos, Alfonso Fernández Burgos, Andrea Jeftanovic, Antonio Ortuño, Berta Marsé, Camilo de Ory, Carlo Padial, Celso Castro, David Ventura, Eduardo Mendoza, Esther García Llovet, Fernando Cañero, Fernando Clemot, Gabriel Sofer, Javier Calvo, Jon Bilbao, Jordi Soler, Juan Terranova, Katya Adaui, Manuel Astur, Manuel Jabois, Mariana Enriquez, Matías Candeira, Mercedes Cebrián, Oscar Gual, Paula Cifuentes, Paula Lapido, Rodrigo Fresán, Sergio Lifante, Javier Avilés, Sergio Bellver, Ricardo Menéndez Salmón.

El libro de las maravillas (Fernando Clemot 2011)

Fernando Clemot El libro de las maravillas portadea libro
Fernando Clemot
2011
Ediciones Barataria
283 páginas

Si en el anterior libro de Fernando Clemot, el muy recomendable El Golfo de los poetas (2009), había un protagonista claro y muy bien definido, Leo Carver, quien monopolizaba cada una de las páginas del mismo, en El Libro de las maravillas, sin embargo, el protagonista, es un tal señor C. alguien anónimo que pasará a la Historia, como la casi totalidad del común de los mortales, sin dejar huella ni impronta.

El señor C. está alojado en una Residencia para enfermos terminales. Un edificio convertido en el vestíbulo del más alla. El señor C. y otros muchos sabedores de su final, han decidido no morir solos, hacerlo en una Residencia, donde los medicarán lo necesario para que su tránsito hacia el no ser, sea lo menos doloroso posible.

Así, C. consciente de que cualquier día le dirán que su momento de ingresar en el ala de críticos ha llegado, trata de hacer de la espera algo útil, incluso memorable, y a tal fin decidirá apuntar en unas cuartillas los relatos que quieran contarle otros internos de la clínica. El título de libro, no obstante, El libro de las maravillas, hace mención al escrito por Marco Polo cuando estuvo en una cárcel en Génova y su compañero de celda, Rustichello de Pisa, se encargó de plasmar en el papel toda una vida dedicada a viajar por parte de Marco Polo.

La muerte de Bridoso, otro amigo de C, si no el único que este tiene en la Residencia, acelera el proceso y facilita los trámites, pues al morir solicita a unas cuantas personas que se abran a C. que le cuenten cosas, para que este las documente. De este modo, Bridoso primero, el Dr Bessa después y finalmente Clara, plasmarán en las cuartillas de C. aquellos hechos o momentos viltales que de alguna manera marcaron sus existencias, ese fardo del que en un determinado momento hay que desprenderse para poder levantar el vuelo y seguir viviendo, sin el peso de la culpa.

Las historias que nos cuentan los tres resultan de lo más interesantes, gracias al arte de narrar de Clemot. A tal punto que uno se queda a deseo de más, de muchas más historias y días (cinco saben a poco). Pero el libro de Clemot no es solo la suma de unas historias variopintas, ambientandas en Noruega, Alemania y Cabo Verde. Lo que flota en el ambiente es cómo uno es capaz de afrontar esos últimos pasos, cómo manejar la memoria, los recuerdos, para hacer con ellos algo importante, valioso, algo trascendente, para que una existencia sea algo más que un parpadeo, para que esas vidas, no sean huellas en la arena que el mar devora, sin dejar rastro, para que lo vivido no sea despachado sobre el parabrisas de un coche por unos limpias que sacuden las gotas de agua, como se sacuden los recuerdos.

Y es ahí donde Clemot tira una y otra vez del hilo de la memoria, a través de C. quien al tiempo que escucha y transcribe luego los relatos que le cuentan, en su habitación, en su celda, equiparará lo oído con lo vivido, alimentando las historias ajenas de las suyas propias, examinando su vida, a través también de los ojos de los demás. Y ahí estarán las mujeres que le habrán acompañado en este viaje, y a quienes apartó de su vida, a través de las mentiras, como si estas protegieran mejor que las verdades. Cuando la única verdad es que ahora C. dará sús últimos pasos, más sólo que la una.

Hay en el libro también algo tétrico y asfixiante (el olor de la muerte, de los orines, de la carne arrumbada camino de la inminente descomposición, de la tristeza empapelando las paredes de las celdas, la desesperanza desparramándose de los bacines..), pues esta Residencia de ancianos terminales parece un corredor de la muerte medicalizado, donde es tal la aprensión de todos a ser «llamados«, que parece que vivir (lo que les quede) está de más y C. entre lo que ve, o cree ver, sus ensoñaciones y sueños, pergeñará en su mente la figura diabólica de algún médico como Keita, junto a la desaparición deAndrade que le permitirá a C. montarse su película de suspense en su cabeza.

Ya en los momentos finales, C. querrá cambiar el final para que todo cambie.

¿Lo logrará?.

Para saber la respuesta hay que leerse el libro. No sólo para conocer el final, sino sobre todo por el durante, porque este libro de Clemot se disfruta de cabo a rabo. Las historias que nos cuentan Bessa, Clara y Bridoso son vibrantes.
El autor tiene la gran habilidad para dejarnos la miel en los labios, y da pena finalizar la lectura de este libro, porque dejarlo en la estantería, es desprenderse de algo valioso, romper un lazo, renunciar a algo que ya forma parte de nosotros, desahuciarlo de nuestras manos para dejarlo al abrigo y calor de la madera.

No queda otra que seguir viviendo (leyendo).

Tejidos y novedades (Cristina Grande 2011)

Cristina Grande portada libro Tejidos y Novedades Xórdica Editorial
Autora: Cristina Grande
Colección: Carrachinas
Nº Páginas: 184
Precio: 15,95 €
Año: 2011
Editorial: Xórdica Editorial

Con Cristina Grande he seguido el camino cronólogico inverso. Leí su novela Naturaleza infiel que me encantó y ahora me he remontado en el tiempo para echar mano de su libro Tejidos y novedades. Un libro de relatos publicado en 2011 donde reúne relatos de sus dos libros anteriores: La novia parapente (2002) y Dirección noche (2006) y a los que añade luego, otros siete relatos más de regalo.

Habiendo leído Naturaleza Infiel uno ya va avisado. De nuevo aparecen en estas páginas su padre (cadáver), su madre y su hermana (la cual también muere), en la década de los 80 (que tuvo poco de prodigiosa) y un aluvión de amantes que serán los que insuflarán estas páginas de encuentros y encontronazos, de idas y venidas, de holas y adioses, de polvazos y portazos.

Lo que hay en el libro es mucho polvo (enamorado y del otro), mucha voluptuosidad, pero latente, poco explícito (no son estas las Sombras de Gray y en todo caso, una polla en este libro sería una sequoia. Hete ahí el aliento poético o la halitosis sexual, a saber), como el que se esconde en los muebles del salón y sólo existe y toma forma cuando pasamos el dedo por encima creando bolas.
La protagonista de estas historias parece un trasunto de la autora, dado que entre otras cosas coinciden en edad, comparten el terreno que pisan (Aragon, La Rioja..), su ocupación laboral como fotógrafa y necesita vivir, nuestra protagonista, a través del cuerpo de los hombres que la horadan, toman posesión de su cuerpo y la sacian con continuidad, dado que en esta fábrica del amor, la obsolescencia programada, llegará con la vejez, y toca mientras vivir sobre el colchón, porque parece que es ahí y no en otro sitio, ese tablero de ajedrez donde se juega la partida de la vida, donde enrocarse en la soledad sería un jaque mate seguro.


Cristina Grande
nos ofrece unos cuantos relatos muy conseguidos y otros más triviales (hay uno que lleva por título Logroño, como mi ciudad, que no es de los mejores), donde uno espera siempre el bofetón final, la palabra precisa, la alquimia que convierta un relato (ese puñado de palabras) en otra cosa, y eso nos llegará en contadas ocasiones (en un número selecto de relatos), pero cuando Grande logra dar lo mejor de sí misma, entonces brilla el humor, lo socarrón, lo patético, esos lugares comunes donde habita la protagonista y en los que es fácil reconocerse, en esos anhelos y afanes (no solo sexuales), que forman parte de nuestra naturaleza (fiel e infiel).

Tras leer estos relatos y sin poder comparar este libro con su novela, ya que son distancias y concepciones diferentes, en la novela encontré un tono más conseguido y consistente y un sinfín de hallazgos que me condujeron sin remisión a la sonrisa continua, una sonrisa que nacía de la agudeza que Cristina tiene para poner ante nuestros ojos ese mundo que podemos adaptar a nuestros deseos, si nos apetece, para amarlo o bien odiarlo, pero siempre desde el humor, ese kit-multiusos que nos hace la vida más llevadera y placentera (y a los que nos rodean también).

Ahora sólo resta esperar que Cristina Grande vuelva a publicar algo más: relato o novela. Ya que desde que publicara en 2008 Naturaleza infiel nos tiene a pan y agua (o casi)