Archivo de la categoría: 2021

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El ausente. Cien autorretratos (José Ángel Cilleruelo)

Cien autorretratos, hectoedro proteico. La palabra más repetida es ¿solo? secundada por intemperie, grieta, cautivo, luz, ausencia, diccionario. Habla la voz de la conciencia, busca reconocerse en el lenguaje, los sonidos, la mirada, el tacto, el sentir, la genealogía, el pasado, espejo que devuelve imágenes de eso que es el ¿yo? Escribió Joseph Brodsky, El buen estilo en prosa es siempre rehén de la precisión, rapidez e intensidad lacónica de la dicción poética. Hija del epitafio y del epigrama, concebida al parecer como un atajo hacia cualquier tema concebible, la poesía impone una gran disciplina a la prosa. Así, Cilleruelo.

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El alma de Valle Inclán

Siempre que El Brujo viene a Logroño, si me es posible, acudo al Bretón. Ayer vino con su obra El alma de Valle Inclán bajo el brazo.

Obra que cuenta con una escenografía escueta: media docena de sillas y unas bombillas. Acompañado musicalmente por el maestro Javier Alejano (al mando del violín, pandero y acordeón). No le hace falta más al Brujo cuando lo que prima es la imaginación.

Aquí rinde El Brujo homenaje a Valle-Inclán, el de las luengas barbas. De toda su producción literaria, echa mano de una obra, Divinas palabras.

El Brujo es muy dado a la digresión (la obra duraba aproximadamente una hora y cuarenta minutos y se fue, para fortuna del espectador, a las dos horas y cuarto), y su hilo del pensamiento va y viene, y no quiere hablar de política, pero ahí se mentan Pedro Sánchez, Rajoy, Aznar, Aragonés, Irene Montero, Franco, y no quiere hablar de religión, pero ahí aparece Nathy Peluso y la que se ha montado en la catedral de Toledo, a cuenta de un videoclip rodado en su interior. Y todo esto atiende a un fin, ver cómo las cosas no han cambiado tanto, por eso creo que El brujo mete tantas cuñas de actualidad, y las relaciona con los textos pretéritos, aquí con las acotaciones a la obra Las divinas palabras, buscando ecos, resonancias, similitudes, rascando la superficie, invitando a la reflexión, auspiciada la casi desnuda puerta en escena por un humor apabullante, irreverente, opulento, proteico, que subyuga.

El Brujo encandila con su voz y su pensamiento, con su talento y su ingenio, con su naturaleza de artista, su imaginación desatada en el manejo sagaz de las luces y las sombras, lo divino y lo demoníaco, o lo humano y lo divino; apóstol siempre el insobornable El Brujo, de la libertad de pensamiento y espiritual, sino es acaso ésta la auténtica libertad. Así, sus textos lograron purificar, creo, con el crisol del esperpento, el almario de ayer noche.

Cada nueva obra de El Brujo es un auténtico gozo, un privilegio para el espectador.

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Hasta aquí hemos llegado (Antonio Fontana)

Antonio Fontana se llevó el Premio de Novela Café Gijón 2020 con esta divertidísima novela, ambientada en una residencia de personas mayores, cuyas protagonistas todas mujeres, mientras esperan la llegada de la parca, se entretienen recordando y sus anécdotas son muy graciosas, porque el autor caracteriza muy bien a cada una de estas mujeres (la millones, la académica, la enterradora, el alma en pena, la enterradora, etcétera) que van desgranando sus vidas amorosas y anhelos incumplidos, al compás de las canciones, infidelidades conyugales, crianzas; experiencias las suyas extrapolables a otras muchas vidas femeninas. La gran virtud de la novela es el humor, negro en muchas ocasiones, y una prosa chispeante, fulgurante, que cifra muy bien de qué va esto de vivir, incluso en el vestíbulo del más allá.

A sus negras entrañas (César Martín Ortiz)

A sus negras entrañas (César Martín Ortiz)

A sus negras entrañas
César Martín Ortiz
Baile del Sol Ediciones
Año de publicación: 2021
584 páginas

A su muerte, César Martín Ortiz dejó sin publicar tres obras conclusas: Necrosfera, De corazones y cerebros y A sus negras entrañas. Acerca de De corazones y cerebros ya hablé en su día, con apasionamiento, pues me encantó. Necrosfera la tengo pendiente de leer. A sus negras entrañas, al igual que De corazones y cerebros es una novela espléndida, compuesta por cinco libros. En total casi 600 páginas. Novela que plantea distintos escenarios, a futuro, que bien pueden convertirse en bonos basura. Sobre la mesa, la libertad. En este futuro el poder mundial, descontada una Europa espectral, reside en su casi totalidad en Quimérica (toda la novela abunda en un sinfín de aliteraciones referidas a actores, políticos, directores de cine, dictadores, empresas…) empeñada en difundir y extender la libertad quimericana por todos los rincones del orbe. Libertad en manos, o encadenada, a un sistema neoliberal y ultracapitalista en el que el horizonte humano da de sí lo que da el Crédito vital de cada individuo, en un sistema económico en el que todo tiene un precio, todo es objeto de compra y venta y en el que las transacciones no remuneradas, al albur por ejemplo de la amistad son reprobadas; sistema económico y estilo de vida, que van de la mano, cuyo framework es la televisión, en el futuro holovisión, y así sobre ese escenario a un público anestesiado y entontecido con millones de horas de televisión en sus pupilas y cerebros colapsados les van haciendo un traje a medida, un traje que les calienta y abriga y los preserva de cuanto les rodea, en unas vidas que se ajustan a pies juntillas a los personajes de las series que ven en la ubicuas pantallas.

No sale por la tele porque sea real, sino que es real porque sale por la tele. La emisión de este reportaje chapucero establece la realidad, prueba la realidad. Las interpretaciones escépticas ya no deben luchar contra otra interpretación, sino contra la realidad establecida como tal, lo que las coloca en una posición de extrema debilidad. No importa que los escépticos sean más consistentes que los oficiales-ya ocurrió con el 11 de Septiembre-, puesto que no se permite oponer argumentos a argumentos, sino argumentos a una realidad instituida como algo que se demuestra a sí mismo. Sería como oponer argumentos a una montaña, y una montaña no desaparece a base de argumentos sino a base de dinamita.

A la muerte de César, internet aún estaba despuntando, pero el escenario aquí descrito se ajustaría bastante a la omnipotencia y ubicuidad de las redes, vertiendo millones de noticias falsas, creando contenidos vacíos, con campañas de desinformación y manipulación y sirviéndose de servicios en streaming para que el consumo audiovisual ficcional sea todavía más ingente, logrando limar las aristas un globo que cada vez se presenta más uniforme en cuanto a contenidos e ideologías. En la novela, Cuba ya forma parte del imperio quimericano, y todos aquellos movimientos insurgentes, son narcoterroristas, yihadistas, comunistas…: la encarnación del mal, que todo espectador, a las primeras de cambio y gracias a su vasta cultura televisiva sabrá apreciar con apenas un par de imágenes en sus pantallas.

Para diseccionar todo el entramado televisivo el autor se sirve del profesor Linneus, experto en Semántica televisiva. Los movimientos revolucionarios en defensa de la libertad corren a cargo de El Bárbaro Bilbao, el doctor Elizondo, Maria Sorensen, la Santa y su memoria es la memoria de las víctimas de las injusticias siempre invisibilizadas, intercambiables, vidas de saldo. Vidas a secas, que en sí mismas, como apunta César en las postrimerías de una novela que uno quisiera infinita, y en parte lo es, porque lo aquí planteado no deja de ser un lucha entre el bien y el mal, valen menos que la vida laboral, pues este parece ser el único atributo válido aprovechable en un sistema capitalista esquilmador, que escanea y reconoce al ser humano bajo esta única cualidad, desechando cualquier otra no evaluable económicamente, bajo esa dualidad enfermiza de right/wrong, apto/no apto. Pensamiento único y binario.