Archivo de la categoría: 2021

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En las ruinas del futuro (Don DeLillo)

En 2021, cumpliéndose dos décadas del atentado a las Torres Gemelas, Seix Barral reedita este artículo periodístico de Don DeLillo, ahora con formato de libro y con traducción de Javier Calvo.

Después del atentado DeLillo abordó la caída de las Torres Gemelas en su novela El hombre del salto. Antes, escribió este artículo, poco después del atentado. Leído hoy no encuentro nada reseñable en el mismo.
Se deduce que la religión no se lleva nada bien con la tecnología, y que el fervor religioso en este caso yihadista solo entiende de bombas y de matanzas de inocentes. Y como los terroristas detestan esta tecnología se sirven de ella para perpetrar sus atentados, por eso el uso de aviones, detonadores, etcétera.
El futuro quedó en 2001 hecho trizas. Aún humean las ruinas.
Sabemos (DeLillo habla de cómo los Estados Unidos han colonizado las mentes) que para los Estados Unidos todos aquellos estados que no comparten su visión del mundo son estados fallidos, proclives por tanto a ser corregidos, reformados, intervenidos, ocupados, invadidos.
DeLillo trata de explicarse lo ocurrido y a pesar de la urgencia con la que se faja sobre el folio no llega a ninguna conclusión, como si él también hubiera sido noqueado, o entre tanta ceniza no fuera capaz de ver nada con nitidez, ni desde el ensayo como desde la ficción. Pero ¿cómo canalizar aquella rabia, impotencia, aquel caudal de tristeza obturante?

El vuelo que no existió: Czech Airlines

En Agosto de 2019 compré cuatro billetes con idea de viajar a Praga en abril de 2020. A fin de no tener que encontrarnos con alguna huelga de Ryanair antes del vuelo y vernos obligados a quedarnos en tierra, optamos por comprar los billetes con la compañía checa Czech Airlines. Una compañía moderna. O así se publicitan en su página web.

En marzo de 2020 llegó la pandemia y el vuelo fue cancelado. Pocos días después solicité el rembolso del billete. Solo uno, pensando que con los datos facilitados, el rembolso comprendería los cuatro billetes, pues el pago que se hizo en su día fue un pago único que comprendía los cuatro billetes. El importe de ese único billete fue devuelto. Pocos días después de la compañía dejó de pagar y nos ofreció un “voucher”.

Desde 2020 hasta el día de hoy, 18 meses después he ido enviando correos con regularidad y la respuesta de la compañía es que no devuelve el dinero (algo más de 400 euros), que a lo sumo nos ofrecen un cambio de fecha de viaje o un cupón para la compra futura de billetes o servicios auxiliares, pero en cuanto a devolvernos el dinero abonado en su día por un servicio que nunca recibimos, nada de nada.

Ahora, además, la compañía ya no vuela dese Madrid (los billetes que compramos eran para volar en 2020 entre Madrid y Praga), así que para volar a Praga uno habría de trasladarse, en mi caso desde Logroño, hasta Almería, Mallorca, Fuerteventura, Lanzarote, Málaga o Valencia, pero en la página web no aparecen precios para viajar desde Valencia, pues no parece que haya de momento vuelos disponibles.

Así se las gasta Czech Airlines: que te cobren por un servicio aéreo y, se ve que también, etéreo, que nunca llegó a prestarse, me parece un timo, un robo, una tomadura de pelo, si hubiera pelo que tomar.

No obstante, la compañía me hace saber por correo electrónico que están agradecidos por mi continua lealtad (basada, entiendo, en un intercambio epistolar que se ha prolongado durante dieciocho meses, que me ha hecho, y me hace todavía sentirme como un personaje de Kafka, estrellándose continuamente contra un muro de piedra insuperable) a Czech Airlines y esperan tener la oportunidad de darme ¿la bienvenida a bordo de los vuelos de Czech Airlines pronto, nuevamente?

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El caso de la fotografía de espíritus (Arthur Conan Doyle)

Arthur Conan Doyle
El caso de la fotografía de espíritus
Editorial Wunderkammer
Traducción de Miguel Cisneros Perales
176 páginas
2021

La editorial Wunderkammer se estrenó hace cinco años con la publicación de Lo que dicen las mesas parlantes de Victor Hugo. En estas veladas espiritistas Victor Hugo pudo obtener las voces de Molière, Platón, Galileo o Shakespeare. Mesas que permitían tender un puente entre los vivos y los muertos.

En su última publicación, Wunderkammer pone a nuestra disposición el espléndido ensayo, El caso de la fotografía de espíritus de Arthur Conan Doyle, con traducción de Miguel Cisneros Perales.

Bien conocidos por todos son los dotes detectivescos de Sherlock Holmes, obra de Doyle. Aquí, el autor emplea esos mismos métodos, asistido por la razón y la deducción para posicionarse a favor de William Hope, líder del círculo espiritista de Crew, acusado de fraude por la Sociedad de Investigación Psíquica Británica.

Hope lograba, habida cuenta su presunta naturaleza de médium, que en sus fotografías junto a los fotografíados apareciesen también algunos seres queridos de los fotografiados, muertos tiempo atrás. No solo rostros, a veces también en las fotografías aparecían caracteres perfectamente legibles. Una vía de comunicación que se abría entre vivos y los muertos. Los acusadores de estas prácticas hablaban de manipulación, de fraude, de que todo se trataba de una industria engañosa.

Doyle da un paso al frente y defiende a capa y espada a Hope y su círculo. Lo hace por escrito, mediante este alegato, y para ello recurre a testimonios de aquellas personas que obtuvieron psicografías de Hope, quienes estuvieron presentes en todo el proceso de ejecución y revelado de las fotografías, aportando sus propias placas selladas, sin que en ningún momento observaran nada extraño ni sospechoso de fraude o manipulación. Más bien al contrario. Muchas de estas personas nunca habían contactado antes con Hope, se presentaban ante él de improviso, por tanto Hope no podía tener ninguna foto preparada del difunto y se iban para sus casas con un fotografía en la que junto a ellos aparecía el rostro de sus mujeres, hermanos, hijos difuntos etc. No había ningún interés crematístico en todo esto. A lo sumo, el importe del billete de tren, en el caso de que los miembros del círculo hubieran de desplazarse hasta la localidad en la que tenían que realizar las fotografías solicitadas.

Ante este ensayo el lector puede partir, y parto, de una situación inicial de incredulidad y escepticismo. Algo lógico, porque desde el comienzo de los tiempos los vivos siempre hemos querido contactar con nuestros seres ausentes, saber qué hay al otro lado de la vida, cómo es aquello de estar muerto, manifestarles cuanto extrañamos sus ausencias irreparables. Aquí no hay apenas testimonios del más allá, sí muchas fotografías psíquicas, conocidas como psicografías, e incluso algunas escatografías (imágenes fotográficas claras y nítidas sobre una superficie sensible, en ausencia de luz y sin la intervención de cámaras fotográficas o algún otro instrumento de captura óptica).

Fotografías que consolaban a los fotografiados. Un consuelo para los vivos que Doyle defiende, pues no observa artimaña alguna tras el proceso fotográfico. Un proceso que por su naturaleza sobrenatural quizás nuestra inteligencia no sea capaz de entender, explicar o digerir, pero que no por ello hemos de despacharlo como un fraude o una manipulación.

Este es el empeño de Doyle, quien en 1918 había perdido a su hijo en la contienda de la Primera Guerra Mundial, y quizás su mente se abrió entonces a la búsqueda de respuestas y a la formulación de muchas preguntas. Así surgió este valiente alegato de defensa, sustentado en los demás testimonios que lo secundan.

Un camino el del espiritualismo que Doyle recorrerá en su escritura, con la publicación de títulos como The case for spirit photography (1922) y su volumen sobre la historia del espiritismo: History of spiritualism (1926).

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La radiante edad (Antonio Báez)

La radiante edad
Antonio Báez
Talentura
2021
184 páginas

La escritura, como las sombras chinescas, permite crear imágenes con las manos de la imaginación, ya sea combinando aquí lo autobiográfico con la ficción, en pos de testimoniar los años de la juventud del autor, yendo hasta su infancia para retratar a sus progenitores, y sus circunstancias a superar, como la emigración laboral paterna en Suiza, la vida en una portería, después de haber abandonado el campo; las familias tan extensas en las que hay primos que no llegan a conocerse, los tíos paternos descritos con aires de película del oeste, cuando el horizonte vital de aquellos hombretones tenía hechuras de western.

La educación sentimental aquí no es tal, porque ya nos advierte el autor de que la vida no es escuela de nada. En todo caso en las manos un Manual de pérdidas, pérdidas de todo tipo, como la muerte del hermano mediano del autor.
La vida entonces va yendo y en la distancia, la que faculta la escritura, corregimos los recuerdos, los creamos, inventamos un pasado, o lo mostramos tan a las claras, de una forma tan desenfadada que no parece real.

El texto no elude la malhadada realidad, bebe en ella, en el asesinato de Miguel Ángel Blanco (sin nombrarlo), los crímenes yihadistas en Las Ramblas, las dos niñas asesinadas y descuartizadas por su padre, impasible. Tampoco descuida el texto aquello que guarda relación, no tanto con la creación literaria, sino con los egos y envidias autorales devenidas tras la publicación, como ese mirlo blanco, siempre inalcanzable y objeto de todas las envidias.

Lo autobiográfico nos expone el paso por el instituto del autor, como docente de lenguas clásicas, pero apenas hay latinajos, a no ser algún sine die, o algún mito griego como Laocoonte, Eneas o las Erinias; sus correrías por Granada, el ambiente en un piso de estudiantes, la querencia por mujeres descuidadas, sus enfermedades o aprensiones urológicas, etc.

El autor crea un entramado que requiere una lectura atenta, que recompensa al lector, pues el texto es compacto, sin párrafos ni marcas que nos adviertan quién habla, ni cuando el espacio y el tiempo han cambiado, ni dónde la realidad deja de hacer pie para sumergirse en la fantasía, o bien abrazar la ficción. Novela dotada entonces de un ritmo vertiginoso, subyugante.

La radiante edad es una puesta en práctica del zoótropo, una película de palabras, con final abierto, porque la vida sigue, suma (aunque haya que echarle arrestos) y se consuma, y espero que Antonio siga ahí fajado sobre el papel, con su luminosa prosa, dando cuenta de ella.