El cómic, La vida, de Tyto Alba pone el foco en la relación de dos artistas, Pablo Picasso y Carles Casagemas.
Se conocen en Barcelona en 1899 antes de que Picasso se convierta en el gran pintor que fue y aquí el malagueño va experimentando, probando cosas, tanto en lo artístico como en lo personal, descubriendo el amor y sus devastadores efectos.
Lejos de España de su olor a sacristía y alcanfor, en París, donde acuden para La Exposición Universal de 1900, ambos encuentran una liberalidad inédita. Carles se enamora perdidamente (será su perdición) de la modelo Germaine Pichot.
Los celos y las inseguridades le jugarán una mala pasada a Carles que acabará
suicidándose en el Café Hippodrome con 20 años.
A partir de la muerte de su amigo, Pablo principiará su etapa azul. La vida es el título de uno de los cuadros de ese período.
Las acuarelas de Tyto ofrecen calidez, y los textos sin abundar en los subrayados van mostrando acciones, hechos, acontecimientos que van cincelando las personalidades de Carles y de Pablo, porque nada surge de la nada.
El cómic ha servido para traer de vuelta, y evitar la caída en el olvido, del pintor Carles Casagemas.