Archivo de la categoría: Crisis

La ciudad y los cerdos (Miguel Espigado 2013)

La ciudad y los cerdos Miguel Espigado portada libroSi el Nobel Mario Vargas Llosa tiene un libro titulado La ciudad y los perros, ¿por qué no iba a escbrir uno Miguel Espigado y titularlo La ciudad y los cerdos?
Miguel Espigado (Salamanca 1981) escenifica en su libro una realidad que conoce bien, como salmantino que es, y sobre la vetusta Helmantic City pergeña un microcosmos donde salen a relucir muchos de los males de nuestra sociedad moderna. Males extrapolables de Salamanca a cualquier otra parte de esta piel de toro.

Si el acto de darle un tiento a un plato de jamón serrano se reduce a engullir carne cruda (y oreada) de un animal muerto, el acto de vivir se reduce entonces a darle bocados a una cruda realidad de algo que ya no existe o que va camino de su extinción.

Sobre un escenario monolítico, caciquil, atávico y ancestral, esta Helmantic City, cuyas piedras, y reliquias del pasado son ahora abrevadero de hordas de turistas ávidas, entre otras, de experiencias culturales, gastronómicas y lúdicas, el autor situará a una serie de personajes: una piara de cerdos, corrompidos todos ellos por la codicia y las malas artes.

Quinto, cacique local, empresario jamonero, con ardides administrativos, contabilidades y facturas falsas y mediante fundaciones y subvenciones estatales, europeas y autonómicas mediante, tratará de evadir grandes cantidades de dinero, mientras las empresas del grupo se declararán insolventes y los empleados se irán a la cola del paro. ¿Nos suena todo esto mucho, verdad?.

Quinto, querrá dar a conocer las virtudes de su excelsa ciudad y sus gentes y nada mejor que producir un documental (la Guía visual de Helmantic City) donde la imagen y el sonido y una adecuada producción hagan el resto, contando para ello con Max Francia, director venido a menos que se dejará seducir por dicha propuesta, becarios sin contrato, jóvenes como Li Fo dispuestas a trabajar sin cobrar y presentadores televisivos con voz arrulladora de encantador de serpientes.

Espigado logra mantener un elevado tono satírico y sin dejarse arrastrar por el absurdo más absoluto, ir narrando esta historia, que es el derrumbe de un modelo cimentado durante las últimas décadas: un vacío rodeado de oropel, misticismo, servidumbres y religión. Unos lugares comunes en los que se desenvolvieron los empresarios y políticos, entre favores mutuos, comadreos y enriquecimientos particulares, poniendo la razón del estado de su parte, en su propio beneficio, sin el menor miramiento, ni escrúpulo. Secundados los primeros, por otros tantos vasallos, que vendidos al mejor postor, miraban para otra parte cuando era menester, mientras el viento soplara a su favor y el fondo de sus bolsillos estuviera cada vez más repleto de monedas.

Los momentos hilarantes, que hay unos cuantos, se suceden con reflexiones certeras sobre nuestra realidad cotidiana, como son el silenciamiento de los pronunciamientos ciudadanos por parte de las autoridades gubernativas, la prohibición de acampar a los ciudadanos para reivindicar un derecho fundamental pero no para ver a Justin Bieber (o cualquier otro ídolo juvenil), lo carnavalesco de ciertas manifestaciones públicas y sus posteriores interpretaciones por los intelectuales de turno, junto a otras de índole local como la evolución y devenir de la ciudad helmántica, algunas descacharrantes como la mutación de los días de salir de marcha por la ciudad (en Logroño también los miércoles siguen siendo miércoles), la topografía de los pueblos afectados por los efectos del estallido de la burbuja inmobiliaria o la fiesta democrática que es el votar.

Una agradable sorpresa la que me ha deparado la lectura de este libro de Miguel Espigado quien poniendo la mirada en la realidad, hace aflorar ante el lector, esa crisis, no ya económica, sino espiritual, más de fondo y de mucho mayor calado que la meramente crematística. Porque cuando la crisis sólo sea un recuerdo, los cerdos e hijos de puta seguirán todavía entre nosotros maquinando de nuevo, alimentando nuevas burbujas, habiendo mudado de piel pero no de espíritu, con uno ojo fijo en el IBEX y otro en Los Mercados.

Blog de Miguel Espigado

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La conquista del aire (Belén Gopegui)

Al fin. A Belén Gopegui quería leerla hacía ya años, pero por una razón u otra no llegaba el momento. En un comentario de un libro reseñado aquí se habló de La conquista del aire de Gopegui. Decidí leerlo y ahora comentarlo.
Cuando leo un libro de esta características me viene siempre en mente una viñeta del Roto, que dice «ya no hay clases sociales, solo hay niveles de consumo«, porque el libro de Gopegui es lo de que invitan a la reflexión, de los que nos hacen pensar o al menos creo que esta será la pretensión de la autora, más allá de convertir su libro en un mero pasatiempo que se consume al tiempo que se lee.

La relación que Carlos mantiene con Marta y Santiago se adentrará en un territorio inhóspito una vez que el primero les pida a sus dos amigos cuatro millones de pesetas (estamos en 1994 y sí, todavía no había entrado el euro en nuestras vidas). Dinero con el que Carlos podrá mantener en pie su empresa, evitando así echar el cierre.

Algo que en apariencia no debiera tener mucha importancia, ese préstamo, esa deuda a reembolsar, acaba teniéndola, tanto como para hacer estallar no solo amistades que uno creía solidificadas en la rutina, el conocimiento mutuo y el poso de los años, sino las relaciones afectivas, porque algo cambiará en la relación que Carlos mantiene con Ainhoa, Santiago con Sol y Marta con Guillermo.

Es fácil darlo todo cuando no se tiene nada, defender el bien común, universal, anteponer el bienestar ajeno al propio, crecer en el sacrificio, en la renuncia, hacer todo eso cuando uno es joven, valiente, arrogante, inocente y se siente libre. Pero esos jóvenes, Carlos, Marta y Santiago, han crecido y ahora superan los treinta, y tienen sus carreras universitarias terminadas, y se han dejado los codos preparando oposiciones, o han apostado por el emprendimiento personal, o son capaces de moverse bien en cualquier agua, con su ideología convertida en un cazadora reversible y van afianzándose en el escalafón social, progresando, atesorando bienes, propiedades, dinero en sus cuentas corrientes, relaciones en su balances afectivos, y ahora la renuncia (prestar en este caso 4 kilos) les escuece, ya no es un acto reflejo, sino algo que sopesar con calma, conciliar lo que dicta el corazón y el cerebro, conceder ese dinero a regañadientes, sin convicción, a la fuerza, porque la ausencia de ese dinero los hace débiles, frágiles, sometidos a la intemperie de lo contingente ellos que tienen cada vez más cosas atadas. Sigue leyendo

Corazón de tinta (Cornelia Funke 2003)

Una amiga me recomendó Corazón de tinta de Cornelia Funke, una escritora alemana, ilustradora y autora de libros infantiles que había cosechado un gran éxito con esta novela en su país y que es autora de otros tantos libros infantiles como El jinete del dragón (2004) o El señor de los ladrones (2002), por citar alguno. El libro me ha gustado mucho. Es ameno y divertido, con un halo mágico que te mete en la historia desde el principio, donde entusiasmarse con las desventuras de Mo, Meggie, Dedo Polvoriento, Capricornio, Farid y demás personajes de la novela. La historia hace que Mo, un encuadernador de libros tenga la facultad de, al leer los libros en voz alta hacer que los personajes de los mismos dejen el libro para salir al mundo exterior. Si alguien sale de libro, alguien de fuera debe entrar en él, «quid pro quo«. Pero a veces el infortunio juega malas pasadas. De tal modo que la mujer de Mo, Teresa, pasa a formar parte de un libro titulado Corazón de tinta.

Este libro se lee con suma facilidad y entre los capítulos hay ilustraciones de la autora. La novela nos permite desconectar del murmullo circundante, de la algarabía política y de los teledarios sangrantes para embebernos en la lectura de una novela bien narrada, con una trama muy sugerente, con la que pasar unas cuantas horas de agradable lectura. La continuación de Corazón de tinta, fue Sangre de Tinta publicado en 2005 y se ha cerrado la trilogía con Muerte en tinta.

El enredo de la bolsa y la vida (Eduardo Mendoza 2012)

Quien haya leído El misterio de la cripta embrujada o El laberinto de las aceitunas, con este nuevo libro de Eduardo Mendoza se lo pasará en grande y se echará unas cuantas risotadas. A mí me ha pasado. El detective es el mismo que el de las anteriores entregas. Prima el surrealismo. !Secuestrar a nada menos que a Angela Merkel para que unos terroristas no la maten!. Mendoza en plena forma. El autor catalán hilvana las escenas con gracia, y si se mantiene la continua sonrisa de principio a fin hay momentos en los que uno no puede menos que descojonarse. Mendoza emplea un rico lenguaje, una prosa cuidada, que hace del libro además de un pasatiempo con el que reírse y divertirse, disfrutar al ver como se trabajan las palabras, mimando el lenguaje.

Tras Riña de gatos, donde Mendoza dejaba de lado el humor, con este, su último trabajo el humor brota a borbotones. Una miríada de personajes como Quesito, el Pollo Morgan, La Moski, el Juli, Rómulo el Guapo, la familia oriental. Además la historia bebe y se emborracha de presente, de ahí que la crisis lo inunde todo. No falta la presencia de la familia oriental, con un bazar al lado de la peluquería del protagonista. Unos chinos que hacen gala de una gran generosidad, y de su buen hacer en el mundo de los negocios, que vemos a diario, al tiempo que como el mejillón tigre van colonizándolo todo.