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Serie llegando

Ayer esperando para ver el nuevo capítulo de la serie Hay alguien ahí, me chocó ver como mientras echaban el programa anterior, El Hormiguero, en la pantalla en el margen superior derecho indicaba el tiempo que restaba para que comenzase Hay alguien ahí. Lo pillé cuando quedaban 13,24 tiempo que aproveché para ver otras cosas y engancharme a tiempo. Creo que cumplieron con la hora, algo que casi nunca sucede, pues las más de las veces te anuncian un programa para las 22,15 cuando son y media pasadas y todavía no han acabado las matrimoniadas, por poner un ejemplo. Si alguien acaba algún día con la televisión, será sin lugar a dudas internet. Internet me maravilla.

El otro día visité una página donde estaban los capítulos de todas las series recientes. De esta que comentó, me falló la cinta de video y me quedé sin ver la última media hora. Ningún problema, me descargué el capítulo y me vi lo que faltaba. No recuerdo el tiempo que hace que no veo una película en televisión, ya que a la hora y media larga que dure, hay que sumar otros cuarenta minutos, sino más, sin tener en cuenta, que los títulos de crédito siempre los eliminan. Lo curioso es ver como la gente sigue viendo la tele, devorando horas y horas, no ya de televisión, sino de anuncios, porque por mucho zapping que hagas, parece que las cadenas se ponen de acuerdo para poner la publicidad a la misma hora, y hay momentos en los cuales por mucho que zapees no encuentras más que toneladas de anuncios, o el mismo anuncio en cuatro cadenas distintas, o el mismo anuncio repetido en un intervalo de un minuto.

No sé a qué se dedicaba la gente cuando no existía la televisión, pero a día de hoy y viendo que programas como GH son referencia de Tele 5, el reinado de la caja tonta parece indiscutible por mucho que los jóvenes recurran a internet para ver películas o series.

Una duda, ¿para que va a comprar la cadena Cuatro los derechos de Perdidos, si cualquier fan de la serie ya ha visto las cuatro temporadas en internet?.

Libros electrónicos

Parece ser que los suplementos dominicales se ponen de acuerdo a la hora de abordar ciertos temas. El domingo pasado el suplemento del periódico El País y el de La Rioja, el suplemento XL del grupo Vocento, hablaban sobre esos soportes físicos que permiten albergar cientos de libros electrónicos. Los dos artículos eran muy similares, y se reducían a citar las empresas, como Amazon (Kindle), Bebook, que se han aventurado con la fabricación de los soportes que permitirán en un futuro reemplazar al libro en papel, tal como lo conocemos, hablando de paso de las ventajas de este soporte, principalmente en cuanto a almacenamiento, fácil manejo del aparatito, etc.

No he tenido un aparato de estos en mis manos, y no sé lo que experimentaré cuando esto ocurra, pero a día de hoy me gusta recorrer con la mirada las estanterías atiborradas de libros que conforman mi biblioteca, detenerme en los libros de cocina, las guías de viaje, las novelas, coger uno y consultarlo, tocar las hojas, leer las dedicatorias. Cada uno de los libros tiene una historia, va ligado a un recuerdo, algo similar a lo que sucedía anteriormente con los vinilos, antes de la llegada de los mp3. Me acuerdo de muchas de esas portadas, de los títulos de las canciones, de las letras, no como ahora, donde la descarga masiva de temas llega incluso a indiferenciar a los artistas, pasando de mano en mano cedés o deuvedés con discografías completas que casi nunca llegan a escucharse integramente.
Hay demasiado material y muy poco tiempo. A mí siempre me han gustado los libros y bastante uso el ordenador como para seguir conectado a un aparatito, en mis ratos libros, digo libres. !No contéis conmigo!. Me va el papel. También el de fumar, por supuesto.

Muy interesante

Revista muy interesante Hace algún tiempo que vi como la Revista Quo ponía portadas vinculadas al sexo como reclamo, cuando se nos vende como una publicación dedicada a las tecnologías y a la ciencia. Muy interesante, otra de esas revistas, algo más antigua, dedicada a la divulgación científica, parece que quiere seguir la misma senda. Este mes hablan de las dietas yoyó entre otros temas.

Pues bien en la portada para ilustrar este artículo sale el cuerpo de una mujer de espaldas, y a la altura de un culo bien formado, una mano sujetando un yoyó. Digo yo que para hablar de una dieta no hace falta sacar un culo de mujer, por muy bien formado que esté, a no ser que ese sea el culo que se les quede a todas las mujeres que decidan quitarse unos kilos de encima y luego recuperarlos, entiendo, si es un yoyó, con la susodicha dieta. En fin, que el erotismo está visto que lo impregna todo, y hasta revistas llamadas de ciencias, recurren a lo que saben que venden, o cuando menos hacen que el comprador se haga con la revista, atraído por unas portadas picantonas, que reducen a la mujer a mero reclamo ornamental.

Telediarios

Hacía meses que no veía el Telediario de la primera. Hoy lo vi y ha habido varias cosas que me han sorprendido. En primer lugar parece ser que el deporte y el tiempo lo ocupan todo, como si estas dos cosas fueran lo más importante hoy en el país. Además es curioso ver como los reporteros suben a montañas nevadas, o se ponen junto al mar, zarandeados por el viento, a fin de ofrecer su crónica de poco segundos, como si el que los ha enviado allí estuviera esperando que alguno de sus subordinados fuera tragado por una ola, en cuyo caso sí que habría una noticia.

Es increible comprobar el afán de autobombo que tienen todas las cadenas. Así son capaces de dedicar varios minutos del telediario que excluido los deportes se quedan en menos de media hora, a hablar de lo bien que ha ido una serie que se ha estrenado o lo bien que les va el trimestre, cuando eso quizá sea noticia para ellos y su gabinete de dirección pero que a mí como espectador me da absolutamente lo mismo si Pelotas o Aguila Roja lo ve poca o mucha gente.

En todo caso lo que espero en un telediario es que se describa la realidad, que se informe al menos con rigor. El colmo ha sido cuando al mentar a Obama, cual si de un programa de cotilleo se tratara, nos cuentan que el Presidente Negro ha visto blanquear su cabello, que es posible que se tiña, que su peluquero lo desmiente y demás sandeces. Creía que la primera no había caído en el sensacionalismo de telediarios como el de la Sexta, para los cuales informar es otro espectáculo más, donde no desentonaría para nada Wyoming (quizá sea la próxima tendencia, poner a cómicos dando noticias «verdaderas»).
Ahora los telediarios lejos de informar o crear opinión, buscan sencillamente, lo primario (caca, culo, pis), que es impactar, así que no es raro ver a un señor que sobrevive de milagro tras ser impactado por un camión que a su vez ha sido arrollado por un tren, alguien que se tira desde un balcón o alguna persecución grabada desde un helicóptero en cualquier ciudad americana.

Pan y circo. Ni más ni menos. Menos mal que todavía queda gente como Millás, que escribe cosas extraordinarias como Demagogia que me hacen creer de nuevo en la inteligencia humana.