Javier Moreno
2015
Salto de Página
178 páginas
Javier Moreno es un escritor que suscita mi interés. Eso explicaría que haya leído hasta el momento tres novelas suyas: Click, Alma y 2020.
En Acontecimiento, el discurso tiene un mayor peso que la narración.
La novela comienza con esta frase: Si quieres que lo nuestro siga adelante tendrás que buscarte una amante.
Enunciado que le permite al autor reflexionar a través de su personaje sobre las relaciones de pareja cuando a medida que pasan los años la pasión y el deseo dejan paso a la monotonía, cuando las diferencias en la manera de entender el sexo dentro de la pareja entre el hombre y mujer se hacen evidentes y casi irreconciliables.
«El orgasmo era para mí la cúspide de la relación entre dos seres, el modo en el que el placer nos desfiguraba y nos amasaba durante un instante, dinamitaba las convenciones del día a día».
Una disociación entre amor y sexo de la que nuestro protagonista es capaz, pero que en el caso de su pareja no parece posible.
Hay reflexiones acerca de lo que supone la llegada de un hijo, la paternidad; una oportunidad para volver a creer de nuevo en palabras como la inocencia, la esperanza, el amor incondicional, también irracional: la abominación de los pitagóricos.
Además de los devaneos parejiles y el bálsamo filial también hay lugar para la amistad, ese amor sin sexo que supera cualquier embate. «La amistad entendida como esos dos puntos de un círculo que se separan, pero que fieles a una geometría inapelable, volverán a encontrarse en el futuro». Así los amigos.
El protagonista es un publicista de éxito, para quien «La estadística es la metafísica de nuestra época», para quien «Todo acto humano es un acto de consumo», consciente de que en esta sociedad de la información la publicidad debe adaptarse a un nuevo escenario «donde la persuasión se ve relegada ante la contundencia de los datos (esos datos que dejamos en nuestra presencia en la red). Tú eres así y estos son tus atributos. Cómpralos si puedes». Esa es la síntesis. El protagonista no es un nativo digital, pero se siente a gusto en las redes sociales, ante dinámicas de reconocimiento y de retuiteo constante, en esos muros de facebook que a pesar de que a mí se me antojan más bien como paredones de la intimidad, enganchan cada vez a más gente.
«La gente se refugia en las redes sociales para ponerse a salvo del azar de esa aglomeración de cuerpos a través de la esfera protectora de los amigos y contactos. Las redes sociales transforman la intensidad de la vida en el aburrimiento de la intimidad, el automatismo de la convención social en la intensidad del mensaje corto».
La perspectiva del protagonista es la de un horizonte cuyos atributos son la vacuidad y la insignificancia. Un presente tan acelerado ante el que preguntarse «Cómo ser hombres de nuestro tiempo, cuando nuestro tiempo muta demasiado rápido».
Hay momentos para las infidelidades, donde la prosa del autor mezcla sexo y humor tecnológico «No hay emoticonos para expresar la sensación de mi polla haciéndose sitio a través de su coño húmedo».
Decía al comienzo que había en la novela más discurso e ideas que sustancia narrativa que se plasma en media docena de momentos puntuales: la escena de cumpleaños de un niño en El Retiro, la conversación que mantiene en una limusina cavernaria con su amigo Antonio, el puñetazo que le arrea en toda la jeta Urdazi, el polvo que echa en un baño a una compañera de trabajo, las reuniones de grupo en el trabajo, la reprimenda a un joven vecino que hurga en su correspondencia…
Y son esas ideas lo mejor de la novela, ideas que trascienden la pátina intelectual, para afianzarse con entidad, merced a momentos discursivos como la Teoría de la españolidad vía jamón, o todo aquello que Javier Moreno tiene que contarnos sobre las redes sociales y las relaciones de pareja, embrollos todos, donde nos perdemos y consumimos, todos.