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Delibes en bicicleta

Delibes en bicicleta (Jesús Marchamalo)

Este año se cumple el centenario del nacimiento de Miguel Delibes. La industria editorial pone en el mercado libros como el presente. Un libro ilustrado por Antonio Santos muy corto, un texto el de Jesús Marchamalo (Tocar los libros) que parece más propio de un reportaje en un suplemento dominical.

El título hace mención a una de las pasiones de Miguel Delibes, el ciclismo. Hubo otras, como la literatura, la familia, la caza… En esta suerte de microbiografía Marchamalo comenta la primera vez que Delibes anduvo en bicicleta, la obtención del premio Nadal en 1948 y su posterior entrevista con Pío Baroja, cuando ganó la oposición a la Cátedra de Derecho Mercantil, su preferencia por trabajar con el bullicio de los niños en casa, gritos, carreras y la algarabía a la hora de la merienda o cuando se hacía cien kilómetros en bicicleta (¡con aquellas carreteras y aquellas bicicletas!) para ir a visitar a su novia y posterior esposa, y su pérdida a una edad temprana.

Yo creo que vale siempre la pena ir a las fuentes y recomiendo encarecidamente la lectura de Mi vida al aire libre, o bien leer Señora de rojo sobre fondo gris, maravillosa novela sobre el duelo, o esa tensión entre lo rural y lo urbano tan bien recogida en El disputado voto del señor Cayo, o aquellas Viejas historias de Castilla la Vieja que cifraban bien la pasión cinegética del sabio Miguel Delibes.

La sombra de Delibes, al igual que la del ciprés, sigue siendo hoy afortunadamente todavía muy alargada.

Jesús Marchamalo

Tocar los libros (Jesús Marchamalo)

Si algún día lo digital se come al papel, un libro como este será una reliquia, porque aquí se habla exclusivamente de libros en papel.

No es este un libro que trate de vender las bondades de la lectura. Este libro de Jesús Marchamalo (Madrid, 1960) está dedicado a los lectores empedernidos. El libro es la transcripción de una conferencia del autor (el autor comenta que está disponible en PDF en la red). Sobre el acto de leer el autor aborda diferentes temas que todos nos hemos planteado como son: leer en casa o en un bar, leer tumbado o sentado, hemos de dejar los libros prestados o no, los libros hay que subrayarlos o dejarlos inmaculados, qué hacer cuando los libros empiezan a ocupar todas las dependencias de una casa, qué sucede cuando una desgracia como por ejemplo un incendio arrasa toda nuestra biblioteca, qué tácticas podemos emplear a la hora de desprendernos de libros que ya no queremos leer más, cómo podemos organizar nuestra biblioteca particular (que puede llevarnos a situar, por ejemplo, a Pynchon al lado de Platón), hay que usar marcapáginas o doblar las páginas en los bordes, cómo ponderar aquellos libros que no son necesarios e indispensables, qué podemos encontrar olvidado dentro de un libro, simultanear o no varias lecturas, qué libros son considerados de difícil lectura…
Para responder a estas y a otras muchas cuestiones el autor habla por experiencia propia o bien recurre a un montón de anécdotas muy interesantes de diversos escritores (Mendoza, Eco, Cortázar, Sontag, Umbral, Luis Mateo Díez, Lowry…), como las referidas a esos manuscritos que se salvaron de la quema en el último instante como Bajo el volcán o bien más romanticonas como la biblioteca deshojada de Julio Cortázar.

Reitero por tanto lo dicho en el comienzo, este libro lo disfrutarán los bibliófilos y todos aquellos para los cuales la lectura los libros nos es una obsesión.