Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos, libro publicado por Nórdica con traducción de Pilar Vázquez, con ilustraciones de Leticia Ruifernández y prólogo de Manuel Rivas – John Berger: La mirada fértil, la mano sincera.
Libro este que me depara una gran emoción, no sólo estética, pues como apunta Rivas, Berger transmite sinceridad. No son un precioso cascarón vacío los textos de Berger, sino que esa emoción que recorre todos los escritos en estos ensayos sirve para poner en palabras conceptos y sentimientos acerca de la distancia, la ausencia, el desarraigo, la emigración (emigrar siempre será desmantelar el centro del mundo y, consecuentemente, trasladarse a otro perdido, desorientado, formado de fragmentos) la muerte, ya sea observando el paisaje en las High Lands, por ejemplo, o reflexionando sobre el tiempo y el espacio merced a las estaciones de ferrocarril.
Se alternan las poesías, con las prosas, también poéticas y las preciosas ilustraciones, generando su lectura una especie de halo, de elevación, de mudanza, pues son muchos temas los que Berger aborda, y a los que confiere, a pesar de su brevedad, la suficiente gravedad y profundidad para suscitar nuestro interés. Basta leer las dos piezas breves que dedica Berger a los pintores Van Gogh y Caravaggio para entender lo antes afirmado.
La experiencia del autor sirve para afirmar la crueldad del mundo, la injusticia y aquí sus palabras, las prosas y poesías, sirven como amparo y cobijo, buscando al otro, desafiando el peso del tiempo, con el anhelo de dormir juntos. Aquí, ahora. Ese instante, ese amor que siempre busca acortar las distancias el sexo que nos devuelve a la unidad, ese momento, es el que cincela y fulgura con palabras Berger para nosotros; y lo hace de forma primorosa, bajándonos los humos, pues para Berger, un lugar en el que ser fosfato de calcio ya es suficiente.
Nórdica libros. Ilustraciones de Leticia Ruifernández. Traducción de Pilar Vázquez. Prólogo de Manuel Rivas. 2017. 208 páginas.