José Bianco
Editorial Atalanta
382 páginas
2013
La editorial Atalanta ha decidido, para bien del lector, reunir tres novelas de José Bianco: Sombras suele vestir (1941), La pérdida del reino (1972) y Las ratas (1943), a lo que hay que sumar un relato, El límite, y unos ensayos artículos y entrevistas que van de 1929 a 1986.
A modo de introducción Jorge Luis Borges habla de la figura de Bianco, de quien dice ser uno de los primeros escritores argentinos y uno de los menos famosos. Su producción literaria es escasa, pero al igual que Rulfo creo que atesora la suficiente calidad como para pasar a la posteridad.
A Bianco se le conoce más por su labor de traducción. En uno de los ensayos más interesantes, en el que nos habla de su labor traductora, nos cuenta que fue él, quien al traducir la novela de Henry James, The turn of screw, optó por volcarlo al castellano bajo el título de Otra vuelta de tuerca, en lugar de la forma literal que hubiera sido La vuelta de tuerca.
En cuanto a las novelas, las tres muy notables, en lugar de entrar a desentrañar su argumento prefiero poner un párrafo de la última de ellas, que define muy bien el espíritu de las novelas.
En cambio, si dejaba que sus fantasmas empezaran a rondarme y a gravitar sobre mi conciencia, acaso lograra identificarme poco a poco con él. Cuando ya nada se interpusiera entre nosotros, cuando su voz fuera mi voz y yo no distinguiera entre lo cierto y lo incierto, lo ficticio y lo real, tal vez alcanzara esa realidad literaria que, más que ver, nos permite entrever como un relámpago la verdad de un ser humano sin disipar por completo su misterio. Entonces, aunque avanzara en el conocimiento dramático y aventurado de su alma, no ahuyentaría esas sombras bienhechoras gracias a las cuales el héroe de una novela es, simultáneamente, comprensible e impenetrable.
Las novelas de José se mueven en esa tierra de nadie entre realidad y ficción, entre lo que vemos y lo que intuimos, entre certezas que no lo son, y misterios inextricables que nos parecen palpables, entre lo que que conocemos y la opinión que nos formamos sobre ello y para ello José emplea una prosa limpia, sin artificios ni barroquismos, una prosa que envuelve, que anida en el lector, para una vez dentro desplegar sus alas y enriquecernos, pues leyendo, no somos otra cosa que el agua que al recibir el impacto de una piedra, se expande, en ondas concéntricas, como si no hubiera orillas que frenaran nuestro crecimiento.
La sabiduría de José se plasma en los fecundos ensayos como los que dedica a Casanova, Proust y su madre, a Ortega y Gasset, Borges, u otros impagables como Parafernaria (Pensemos en las imágenes de Santiago el Mayor, patrono de España, que se lo representa a caballo, blandiendo una espada; a los pies del caballo, para edificación de los creyentes, yacen cortadas las cabezas de los moros. En el ámbito literario se hace sentir esa característica de la cultura. El escritor menosprecia necesariamente un aspecto de sí mismo que la tradición no valora...) y en las entrevistas que cierran el libro y que nos permiten entender mejor su manera de escribir, su labor en la revista Sur, los fines que persigue, las reflexiones sobre su obra, etc.