El texto del libro es una conferencia impartida por Franz Schrader en 1897, en el Club Alpin de París, que resume bien su pensamiento estético. Franz fue geógrafo, dibujante, divulgador, topógrafo, cartógrafo, pintor y volcó su vida en los Pirineos.
Su idea creo que es la de hacernos ver la montaña de otra manera, distinta a como la vieron en su día, por ejemplo, Montesquieu o Chateubriand. Al primero, el Tirol le pareció una comarca horrible, porque no se veía nada. En una visita por el valle de Aosta me impresionó mucho una cadena montañosa que abarcaba todo mi campo visual a lo largo, a lo ancho y a alto, como si la mirada no encontrase salida al macizo rocoso que la sometía.
Según Franz es cuestión de educar la mirada, apreciar los juegos de luces en combinación con la roca caliza, coger la perspectiva necesaria para poder apreciar la montaña en toda su belleza, se requiere mucho tiempo para formular el arte del paisaje. Y esto lo afirma en su faceta como pintor.
En la montaña, en ese limbo donde el cielo y la tierra se funden, se penetran, es donde Franz encuentra sentido a la belleza, donde todo deviene silencioso, natural, salvaje e indómito, como respuesta a unas vidas artificiales, anquilosadas y falsas. Y todo ello con la capacidad que tienen las montañas para entusiasmarnos y emocionarnos, de tocar la fibra de nuestro ser que nos devuelve humanos.
Una naturaleza, no obstante, que se ve doblegada con la construcción de las estaciones de esquí o los recientes funiculares. Incluso con la construcción de hoteles cerca de la cumbre. Y vemos hoy que el progreso apunta en seguir abundando en ello.
Descontado el extenso prólogo, la conferencia son apenas 60 páginas en edición de bolsillo, que me han resultado escasas, a tenor de lo que Franz tiene que contarnos y toda vez que ha captado prontamente mi atención.
Qué hace que las montañas sean tan bellas
Franz Schrader
Prólogo de Sara Boix Llavería
Traducción de Victòria Quingles Bennàssar
José J. de Olañeta Editor
2023
123 páginas