El lector 4×4 se adapta a cualquier superficie o medio de transporte: avión, barco, coche, autobús o metro. Es algo parecido a las Fuerzas Armadas de la lectura. Funciona por tierra, mar y aire. Da igual que llueva, que haga frío o calor, el libro aguanta cualquier inclemencia. El lector cierra su ojos, duerme y sueña con sus lecturas.
Entre las futuras lecturas que pienso acometer hay un poco de todo, autores más o menos conocidos, otros a los que vuelvo y otros con los que me inicio. Son estos.
1. Fernando Clemot. El libro de las maravillas. Después de haber leído El Golfo de los poetas, tenía sincio de Clemot. El hombre me tiene pillado. Su prosa me enganchó. Le regalé a una amiga este libro y ahora me lo estoy leyendo y casi acabando. Y como me esperaba me está gustando mucho. (Crítica aquí)
2. José María Maravall. Las promesas políticas. Los libros que publica Galaxia Gutenberg no fallan. Vi una entrevista que le hicieron a Maravall en Cuatro hablando de este libro. La entrevista fue de lo más interesante, el libro es algo más farragoso, pero resulta ameno, documentado e ilustrativo.
3. Pablo Aranda. Los soldados. No he leído nada de Pablo. Leí la sinópsis y me gustó.
4. John Berger. El cuaderno de Bento. Berger es ya un clásico moderno. Crítico de arte, pintor y escritor. Las ilustraciones del libro son espectaculares. El texto supongo que estará a la altura. Veremos.
5. César Aira. Relatos reunidos. De Aira leí Los fantasmas y me quedé perplejo. Leí por ahí que lo mejor del autor argentino son sus relatos. Allá que voy.
6. Mathias Énard. Calle de los ladrones. Recién sacado del horno, Énard publica libros con Mondadori como churros. Me gustó mucho El alcohol y la nostalgia. Reincido. Hay que ir a las fuentes, o al mueble bar. Depende de la sed.
7. Joyce Mansour. Islas flotantes. Una de las voces francesas más potentes que ha dado la primera mitad del siglo XX. Eso nos dice la editorial. (Crítica aquí)
8. Jonathan Franzen. Libertad. El último del grupo. Franzen, llamado a ser La Gran Esperanza Blanca de Las letras Americanas (junto a Roth, McCarthy, DeLillo y Pinchon). Pensaba que estaba ambientada la novela en el Lejano Oeste, y resulta que trata sobre una familia del Medio Oeste y nos cuentan que es la mejor novela publicada sobre las heridas del 11S. La dejo para el final, como el zagal que reserva las patatas fritas para darse un homenaje después del huevo con puntillas.
Al final aplicaremos la propiedad conmutativa y como el orden de los sumandos no altera la suma, los leeré como me dé la ventolera. En todo caso siempre hay libros que se cruzan en el camino, como los animales, y que en lugar de ser atropellados, sucede al revés, son ellos los libros los que atropellan nuestra voluntad y nos vemos abocados a su lectura.