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La guerra de las salamandras

La guerra de las salamandras (Karel Čapek)

Čapek murió sin haber cumplido los cincuenta, pero antes de diñarla nos dejó obras como La guerra de las salamandras (con traducción de Anna Falbrová), una distopia delirante. Los primeros capítulos van en la línea de cualquier relato de Conrad, un país exótico, un capitán con gancho, salamandras juguetonas.

Como siempre lo que ha movido a la humanidad, con los Estados capitalistas a la cabeza, es la codicia y más pronto que tarde se trata de ver qué provecho darle a las salamandras, las cuales se muestran muy duchas en el arte de encontrar perlas en aguas tropicales. Luego, por intereses crematísticos las salamandras se irán distribuyendo por todo el orbe, empleadas en otros fines como mano de obra barata, sumisa y nada problemática.
La guerra de las salamandras
Čapek despliega su fértil imaginación y en su narración irá aportando distintos puntos de vista, un enfoque digamos panóptico a través de noticias de periódico, actas de asambleas, estudios conductuales y científicos de las salamandras o extractos de ensayos filosóficos con los que la humanidad trata de explicarse la proliferación de las salamandras diseminadas por todo el planeta.
La guerra de las salamandras

El punto de inflexión viene cuando las salamandras, de naturaleza pacífica, se contagian de los humanos y deciden lograr sus objetivos a través de la fuerza y el empleo de la violencia. Ese momento tiene su desenlace con la guerra de las salamandras que da título al libro.

Čapek se pitorrea de la liga de las Naciones, de los alemanes, vencidos por una salamandras, y de todos los países europeos alentados todos ellos por el mismo afán: ganar dinero sin miramientos, a través del comercio, y da igual vender plátanos que armas, y ahora todos ellos envueltos en la misma tesitura bélica.

Čapek escribió este libro en 1936, en el pleno apogeo de Hitler, y en el texto anida la desesperanza, como si lo mejor que le pusiera pasar a la humanidad fuera desaparecer, borrarnos de un plumazo del mapa, dado que no es posible un nuevo despertar, cuando dicha aurora estará (Čapek no llegara a sufrirlo) en manos de tiranos como Hitler, Stalin o Mussolini.

La guerra de las salamandras

Parece que la humanidad siempre está al borde del precipicio, el siglo XX ha sido el siglo de las guerras mundiales, las dictaduras, los genocidios. Las guerras siguen hoy, el cambio climático se agrava, seguimos camino del precipicio, al borde del colapso económico y climático, pero todo esto nos importa un pito, somos puro presente, programados para consumir sin importanos un carajo el precio a pagar.

Čapek que era un tipo listo sabía que de los horrores no se aprendía absolutamente nada. El libro, bellamente editado por la editorial Ediciones del zorro Rojo, cuenta con las preciosas ilustraciones de Hans Ticha y yo en su última página me he quedado también (con)fundido en negro.

Lean a Čapek. Busquemos amparo en el desencanto, fruto de la lucidez de este librepensador.