Archivo de la categoría: Literatura

Alberto Olmos

Ejército Enemigo (Alberto Olmos 2011)

Cuando oigo hablar de la novela perfecta (que a menudo se emplea para calificar una novela) me descojono. Estoy de muy buen humor últimamente y sandeces como esa me llevan a la carcajada. Me pregunto en qué consiste la novela perfecta. Supongo que será algo parecido al polvo perfecto, al amanecer perfecto, a la estocada perfecta, al padre perfecto, a la siesta perfecta, al pareado perfecto, a la misa perfecta. Quién establece los indicadores. Quien fija los baremos. Quien analiza los resultados.

No existe la novela perfecta. Existen palabras en un papel. Negro sobre blanco.

El autor hace lo que puede, lo que roba a la realidad, lo que araña del pasado y añade lo que su cerebro segrega y luego el lector hace el resto, remata la faena. Hay lectores perezosos, indolentes, que no quieren experimentos ni sorpresas, amentes de lecturas grises como sus vidas y otros que se entregan, que se ofrecen, abiertos a experimentar nuevas sensaciones, los gastrónomos literarios para entendernos.

Cuando leo a Alberto Olmos siempre pienso que el hombre lo hace a medio gas, sin darlo todo, conteniéndose, como si escribiera con el freno de mano echado (sin animarse a desplegar esa prosa potente más a menudo, como sí sucedía en El Talento..) y no será porque Olmos no se explaye y explicite a gusto, en algunos momentos del libro, en especial en materia sexual, donde Olmos se despacha agusto creando un paisaje naturalista embutido de pollas, coños, masturbaciones, sexo anal, sexo oral, cintos, carne fresca a granel, rezumante de semen, de oquedades saciadas, donde el protagonista Santiago se nos va por la vía seminal un día y al otro también. Me gustaría leer un libro de Olmos donde el protagonista tuviera la mala leche (y esa prosa magnética) que destila en su blog, Lector Mal-herido, donde ahí si que no hay freno de mano y todo fluye sin mirar atrás.
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Hablar Solos (Andrés Neuman 2012)

Hablar solos Andres Neuman

Andrés Neuman
192 páginas
Alfaguara
2012

Me alegro mucho de haber leído este libro. He reído y llorado a partes iguales con él. En 179 páginas el autor argentino, crea un triángulo, tres voces, las de Elena, su marido Mario y su hijo Lito. Marío se muere. Elena lo sabe, su hijo no. Marío quiere fabricar un presente, unos recuerdos para su hijo, los últimos para cuando no esté, así que padre e hijo hacen un viaje en camión que les tendrá ocupados unos días. Mientras, Elena, sabedora del final de esta historia de amor, se entrega en los brazos de un médico, una entrega apasionada, enajenada, una relación en la que despeñarse, donde practicar puenting emocional, donde llegar al núcleo de su ser, más allá de lo convencional y los imperativos morales, familiares o sociales.

Con una prosa limpia, nada rimbombante, ajustada a los personajes. La del joven es mínima, plasmada en esos mensajes de sms que quieren comunicar con los menos caracteres posibles, algo parecido a Mario, que lo hace no por gusto, sino por limitación. Es Elena, la profesora de literatura, quien se ha leído todo, y donde comprueba que todos los libros cuentan su historia, la que debe aprender a vivir con su pérdida, a reconciliarse con su dolor, con su alegría.

Hay capítulos que convierten los ojos en un parabrisas en día de tormenta, donde las pestañas no son capaces de achicar tantas lágrimas.

Cómo se afronta una pérdida.
Cómo se gestiona el dolor.
Cuánto pagar por un atáud.
Cómo recordar a un difunto.
Cuánto debe durar el duelo.
Cómo ser infiel mientras tu marido agoniza.
Cómo superar la pérdida de un padre en la adolescencia, etc.

Estas preguntas y otras muchas son las que deben responder los personajes. Todo ello narrado con frases cortas, precisas, contundentes, y muchas de ellas alentadas por lo poético.

Headhunters (Jo Nesbo 2012)

NesboJo Nesbo tiene de momento publicadas cuatro novelas en España en el sello RBA de novela negra, de su saga Harry Hole. El año pasado publicaron Headhunters, El cazatalentos, que no tiene nada que ver con la saga anterior. Si Petirrojo, Némesis, El Redentor o La estrella del diablo son novelas notables, la primera incluso fue considerada la mejor novela negra de la historia de Noruega (Nesbo es noruego) Headhunters no me ha gustado nada.

Nesbo sabe escribir, lo ha demostrado con creces, tanto en Petirrojo como en el resto de títulos de la saga, pero en Headhunters da la impresión de que el autor ha escrito lo que le ha venido en gana, sin pararse mucho a repasar lo escrito, y lo ha dejado todo tal cual, pensando en su versión cinematográfica, pues está claro que el libro tiene fuerza visual, uno lo lee e imagina lo leído, pero hay escaso margen para la imaginación (he leído una entrevista suya en la que comenta que el libro lo escribió en tres meses, como quien escribe una canción, sin comerse mucho el tarro, sin buscar la perfección y la estructura de la saga Harry Hole). Además Nesbo se vuelve más soez que nunca, se monta a lomos del caballo de la banalidad y superficialidad más absoluta (me recuerda muy mucho con esa prosa de garrafón a Harlan Coben) para despachar los capítulos, nombrando marcas de ropa , de relojes, de coches, de cervezas, para luego describir a los seres humanos con dos pinceladas como lo cachas que está, lo rubia que es, lo siliconada que se presenta, lo bien que folla, las tetas tan turgentes que tiene, etcétera.

Iba equipado con armadura de Gunnar Oye, un traje gris de Ermenegildo Zegna, una camisa Borelli hecha a medida y una corbata de color borgoña, probablemente de Cerruti 1981, con estampado de espermatozoides. De lo que sí estaba seguro era de los zapatos: unos Ferragamo, también hechos a medida. Yo mismo había tenido una par como aquellos. (pag 9)


Qué direrente era Diana de aquellas mujeres, parásitos elegantes desprovistos de opinión propia. Ella tenía todo lo que me faltaba a mí. Consideración. Empatía. Lealtad. Altura. En suma: una alma hermosa en un cuerpo hermoso. Pero su belleza no era perfecta, ya que sus proporciones eran demasiado peculiares. Diana parecía un dibujo manga, una de esas muñecas japonesas de los dibujos. Tenía la cara pequeña con un boquita estrecha, una nariz chata y unos ojos grandes con expresión de asombro que, a veces, cuando estaba cansada, sobresalía un poco. Pero precisamente aquella desviación de la norma lo que subrayaba su belleza, lo que la hacía espectacular a mis ojos. (pag 27)


El cuerpo se le quedó rígido al tiempo que abría los ojos y la boca de par en par. Después siguió un tremor, y durante un segundo tuve miedo de haberle causado un ataque epiléptico. Pero entonces sentí algo caliente, más caliente que su sexo, que me envolvía el pene y acto seguido un maremoto se derramó sobre el vientre, las caderas y los testículos. Me levante apoyándome en las manos y miré incrédulo y asustado hacia el punto donde se unían nuestros cuerpos. Se le encogió el sexo como si quisiera expulsarme, suspiró hondo emitiendo una especie de rugido que no había oído nunca y, entonces, llegó la siguiente oleada. El agua salía a chorros, nos salpicaba las caderas y fluía hasta el colchón que no todavía no había tenido de absorber la primera ola . Dios mio -pensé- la he reventado. (pag 54)

Nesbo se vuelve escatológico a más no poder en la secuencia de la letrina donde el prota es capaz de ver los genitales de su presunto asesino y sale de allí cubierto de mierda como Stallone en Acorralado (con mierda en lugar de sangre).

Además los protagonistas se mueven por unos códigos que no conocen la moral. Todos son unos advenedizos, trepas, codiciosos, casquivanos, etcétera. Todos se aprovechan de todos y lo mejor de todo viene cuando nuestro protagonista quiere alcanzar la libertad, conviertiéndose en multimillonario, y luego tener un hijo, el cual le niega a su mujer que está buenísima, a pesar de que él es bajito y no la merece (porque ella está buenísima y él no le va a la zaga). En fin, no digo más que me pierdo. Nesbo, tío, este libro te lo han publicado porque tu fama te precede, pero esto lo pergeña o defeca un escritor novel y le dan palos por todas partes, incluso algun editor seguro que lo sodomiza (son licencias que se toma uno cuando quiere ser como Nesbo)

Jo nesbo en Devaneos | Petirrojo | Némesis |La estrella del diablo | El Redentor

Lo que no está escrito (Rafael Reig 2012)

Lo que no está escrito
Tras Todo está perdonado (de la que hablaré en este blog en breve pues ya lo tengo leído y lo estoy todavía digiriendo), Rafael Reig vuelve a publicar y lo hace con Lo que no está escrito. La historia que se nos ofrece dista mucho de la ambición de su predecesora. Aquí son dos historias las que se van entrecuzando y unos pocos personajes los que sustentan las historias. Por un lado tenemos a un matrimonio separado y un hijo adolescente como bisagra. El padre coge a su hijo adolescente para llevárselo con él a pasar tres días a la Sierra de Guadarrama a las afueras de Madrid, una excursión con la que el padre y el hijo quizá puedan recuperar algo del terreno perdido, un terreno no obstante minado, pues Jorge ya va avisado, conoces a su padre, lo ha sufrido y conoce sus ataques de ira, su querencia por la bebida, su empeño en hacer de él, no alguien feliz, sino un HOMBRE. Al irse, Carlos, el padre, deja a su exmujer, Carmen un manuscrito para que lo lea en su ausencia. Una vez que el padre y el hijo se encuentran ya en la montaña y Carmen comienza su lectura de fin de semana, le comienzan a asaltar las dudas, porque lo que lee le resulta familiar, conocido, vivido e intuido y sumando a lo que el texto tiene de objetivo, lo que todo lector pone de su parte cuando lee, a Carmen le llevan los demonios creyendo que su ex puede estar tramando una venganza contra ella, usando a su hijo como herramienta.

En el manuscrito escrito por Carlos una panda de garrulos de un barrio cualquiera tratan de escapar de su miseria material, que no moral porque para ellos ya no hay redención, secuestrando a un joven y pidiendo rescate al padre de la chica que está forrado. Surgen las analogías entre el cuerpo de esa novela y las hazañas que sufrirá Jorge en la montaña. Subyace de todos modos la sensación de que todo está escrito y uno no pudiera escapar del barrio, ir más allá de los muros del cementerio aledaño en el que acabarán muriendo. Sigue leyendo