El relato Quienes se marchan de Omelas (con traducción de Maite Fernández e ilustraciones de Eva Vázquez) es mi primer acercamiento a la obra literaria de la escritora Ursula K. Le Guin.
Se trata de un breve relato fantástico. Omela se nos describe como una ciudad de ensueño. Luego veremos que hay truco. Que es necesario pagar un precio a tanta belleza, a tanto orden, a tanta comodidad. Es ese momento, cuando descubrimos el quid de la cuestión, cuando surge el planteamiento moral, esto es ¿qué hacer?.
Hay quienes están dispuestos a anteponer su felicidad a la desgracia ajena. No todos por supuesto. Algunos, no quieren ser partícipes y deciden marcharse. Son quienes se marchan de Omelas.
Logran así salvarse de sí mismos.
Archivo de la categoría: Nórdica libros
Nebrija (Agustín Comotto)
Se cumple este año el quinto centenario de la muerte de Nebrija (1441-1522), que ha pasado a la posteridad por ser el autor de la primera gramática castellana. Gramática que para él era verbo y entendimiento.
La novela gráfica de Agustín Comotto espléndidamente ilustrada por él mismo, centra su atención en el proceso inquisitorial que tuvo que arrostrar Nebrija con Diego de Deza como acusador.
Antes, de niño, ya le movía a Nebrija la curiosidad, quería saber cómo hablamos y nos entendemos los humanos. Su padre lo ve más como clérigo que como criador de cerdos y contando quince años acude a estudiar a Salamanca, sacándose un dinerillo copiando textos en latín.
Más tarde tendrá oportunidad de cursar estudios en Bolonia, durante cinco años, estudiando teología pero acogiéndose asimismo a otras disciplinas del saber y abriendo la puerta, a su regreso, al humanismo y el renacimiento en España.
Ejerció como secretario del Arzobispo de Sevilla, Alonso de Fonseca, muerto en 1473.
Más tarde en Salamanca consigue la Cátedra de Prima de Gramática.
Al no poder poner coto a su incontinencia sexual se impone colgar los hábitos.
En la novela apenas se habla de su familia, ni de su mujer ni de sus siete hijos.
En el proyecto la Biblia políglota (cuya labor de impresión recayó en Arnao Guillén de Brocar, quien permaneció en Logroño entre 1501 y 1510, imprimiendo obras de Diego de San Pedro, Petrarca, Jerónimo Urrea y Antonio Nebrija), en el que participa Nebrija, este quiere limpiar el latín de las incorrecciones presentes en la Vulgata (la traducción de la Biblia al latín). Lo cual para la Iglesia supone una ofensa. También que la curiosidad de Nebrija le lleve a ampliar sus conocimientos, como la geometría celeste, la cábala, o el conocimiento y estudio de otras religiones; Nebrija fue lingüista, lexicógrafo, traductor, impresor, docente, catedrático, cronista real… en contacto con faros del saber como Pedro de Osma o Abraham Zacut.
La Iglesia establecía cuales habían de ser los límites de la curiosidad, hasta dónde se debía saber; No se debe saber más de lo que conviene, era la máxima entonces, y ahí colisiona con Nebrija cuya curiosidad le lleva a dudar de todo, cuestionando por ejemplo la confesión (para él esta había de ser algo privado entre Dios y el sujeto, sin que la Iglesia operara como mediadora) y las indulgencias, que permitían limpiar al sujeto de pecados a cambio de dinero, y eran una fuente de financiación inagotable para las arcas de la Iglesia.
El proceso inquisitorial no supuso la cabeza de Nebrija, porque este contaba con apoyos importantes como los del Cardenal Cisneros. La vida de Nebrija tuvo como contexto acontecimientos históricos tales como la finalización de la Reconquista, el descubrimiento de América por Colón, o la unión dinástica de las Coronas de Aragón y Castilla y más tarde la incorporación de los reinos de Granada y Navarra.
Lo que el libro evidencia es que la curiosidad no estaba bien vista por la Iglesia (vemos la pugna de las distintas órdenes religiosas por situarse cerca del centro de poder: La Monarquía), la cual no dejaba margen para ninguna interpretación de las escrituras, y que todo aquel que sacaba los pies del tiesto acababa chamuscado en la hoguera, a no ser que tuviera apoyos y amigos que lo protegieran.
Imposible no pensar en otro espíritu libre, Castellio, azuzado por la muerte en la hoguera de Servet, que se vio obligado a emplear la palabra para luchar contra el déspota Calvino. Aquí Nebrija trata de hacer lo propio: defenderse con palabras y argumentos, aunque el resultado sea el mismo que darse cabezazos contra un muro, porque la estrechez de miras en general, y la Inquisición en particular, no atendía a razones.
Muy bueno y necesario.
Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos (John Berger)
Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos, libro publicado por Nórdica con traducción de Pilar Vázquez, con ilustraciones de Leticia Ruifernández y prólogo de Manuel Rivas – John Berger: La mirada fértil, la mano sincera.
Libro este que me depara una gran emoción, no sólo estética, pues como apunta Rivas, Berger transmite sinceridad. No son un precioso cascarón vacío los textos de Berger, sino que esa emoción que recorre todos los escritos en estos ensayos sirve para poner en palabras conceptos y sentimientos acerca de la distancia, la ausencia, el desarraigo, la emigración (emigrar siempre será desmantelar el centro del mundo y, consecuentemente, trasladarse a otro perdido, desorientado, formado de fragmentos) la muerte, ya sea observando el paisaje en las High Lands, por ejemplo, o reflexionando sobre el tiempo y el espacio merced a las estaciones de ferrocarril.
Se alternan las poesías, con las prosas, también poéticas y las preciosas ilustraciones, generando su lectura una especie de halo, de elevación, de mudanza, pues son muchos temas los que Berger aborda, y a los que confiere, a pesar de su brevedad, la suficiente gravedad y profundidad para suscitar nuestro interés. Basta leer las dos piezas breves que dedica Berger a los pintores Van Gogh y Caravaggio para entender lo antes afirmado.
La experiencia del autor sirve para afirmar la crueldad del mundo, la injusticia y aquí sus palabras, las prosas y poesías, sirven como amparo y cobijo, buscando al otro, desafiando el peso del tiempo, con el anhelo de dormir juntos. Aquí, ahora. Ese instante, ese amor que siempre busca acortar las distancias el sexo que nos devuelve a la unidad, ese momento, es el que cincela y fulgura con palabras Berger para nosotros; y lo hace de forma primorosa, bajándonos los humos, pues para Berger, un lugar en el que ser fosfato de calcio ya es suficiente.
Nórdica libros. Ilustraciones de Leticia Ruifernández. Traducción de Pilar Vázquez. Prólogo de Manuel Rivas. 2017. 208 páginas.
Delibes en bicicleta (Jesús Marchamalo)
Este año se cumple el centenario del nacimiento de Miguel Delibes. La industria editorial pone en el mercado libros como el presente. Un libro ilustrado por Antonio Santos muy corto, un texto el de Jesús Marchamalo (Tocar los libros) que parece más propio de un reportaje en un suplemento dominical.
El título hace mención a una de las pasiones de Miguel Delibes, el ciclismo. Hubo otras, como la literatura, la familia, la caza… En esta suerte de microbiografía Marchamalo comenta la primera vez que Delibes anduvo en bicicleta, la obtención del premio Nadal en 1948 y su posterior entrevista con Pío Baroja, cuando ganó la oposición a la Cátedra de Derecho Mercantil, su preferencia por trabajar con el bullicio de los niños en casa, gritos, carreras y la algarabía a la hora de la merienda o cuando se hacía cien kilómetros en bicicleta (¡con aquellas carreteras y aquellas bicicletas!) para ir a visitar a su novia y posterior esposa, y su pérdida a una edad temprana.
Yo creo que vale siempre la pena ir a las fuentes y recomiendo encarecidamente la lectura de Mi vida al aire libre, o bien leer Señora de rojo sobre fondo gris, maravillosa novela sobre el duelo, o esa tensión entre lo rural y lo urbano tan bien recogida en El disputado voto del señor Cayo, o aquellas Viejas historias de Castilla la Vieja que cifraban bien la pasión cinegética del sabio Miguel Delibes.
La sombra de Delibes, al igual que la del ciprés, sigue siendo hoy afortunadamente todavía muy alargada.