Archivo de la categoría: reseña

IMG_20230310_191539

Obra maestra (Juan Tallón)

La obra maestra es robar la escultura de Richard Serra, no hacerla, dice Isidoro Valcárcel.
Una buena historia hace un libro, creo.
Que una escultura (Equal-Parallel/Guernica-Bengasi) de treinta y ocho toneladas desaparezca de un almacén sin dejar rastro resulta muy novelable. Esa idea le rondará a Juan Tallón durante años hasta que puede llevarla finalmente a término.
Una novela que en la suma de testimonios de todo tipo (artistas, políticos, el propio Serra, taxistas, empresarios, celadores, escultores, escritores, juezas de instrucción, policías, funcionarios del Reina Sofía y un largo etcétera) pudiera resultar infinita o inabarcable.
La obra desaparecida no aparece y esa desaparición es un misterio sobre el que los múltiples testimonios aquí vertidos (algunos de ellos controvertidos) no arrojan ninguna luz.
En la naturaleza polifacética de la novela (muy interesante la relación que se establece entre Serra y Oteiza) es donde reside la grandeza de la obra. En una obra que además de enganchar nos hace también pensar acerca, por ejemplo, de la naturaleza del arte moderno, y en concreto en la particularidad de las obras de Serra que son indisolubles del tiempo y el espacio que ocupan.
Un trabajo el de Serra que precisa de tanta gente que se convierte en una «compañía». Obras algunas efímeras. Escultor capaz de convertir las ideas en técnica.
Al leer sobre La materia del tiempo y su permanencia en el Guggenheim, recuerdo que en 2003 visité el museo y que recorrí la sala y los volúmenes de acero. Ahora sé que eran de Serra. Dos décadas después descubro que me paseaba por entre una obra maestra.

IMG_20230309_171210

La taberna de Platón (Enrique Gallud Jardiel & Roberto Vivero)

Breve pieza teatral esta del prolífico Gallud y Vivero, en cuatro actos. La primera sirve para demostrar aquello de «consejos doy y para mí no tengo». Platón instruye Epaminondas sobre el perjuicio de los libros. Lo que dice es sensato, pero le falta coherencia, pues tiene a Aristóteles que transcribe sus diálogos, con los que obtiene un beneficio, un lucro, que según el filósofo detesta.
El segundo es un diálogo entre una proteica profesional, un muerto que miente más que habla y una cobaya cuyas frases lapidarias son muy ingeniosas.
El tercero es un imposible diálogo a tres bandas entre un padre, una madre y el hijo de ambos. Galimatías en el que no hay comunicación posible, porque cada uno no va más allá del reproche. El hijo es uno de esos para los que el móvil es una proyección (o protuberancia) de la palma de su mano.
El cuarto es una mofa sobre los finales abiertos, aquellos que le permiten el escritor no comerse demasiado la cabeza.

Brilla en el texto el humor y la inteligencia, en esta divertidísima pieza teatral, para reírse ya sea de la soberbia de los escritores, la naturaleza de la cultura, las subvenciones teatrales, o la «creación de contenidos» de los influencer que a veces es hacer poco más que nada.

Ápeiron Ediciones. 2022. 74 páginas.

IMG_20230307_170332

Trajiste contigo el viento (Natalia García Freire)

El pueblo es Cocuán. El libro, nueve relatos sobre distintos habitantes del mismo: Mildred, Ezequiel, Agustina, Manzi, Carmen, Víctor, Baltasar, Hermosina, y Filatelio.
La prosa de Natalia resulta muy viva y detallista. Muy capaz de evocar ese pueblo fantasma, que parece fruto de un delirio, de una imaginación purulenta. Aquí está Dios, sus sermones, sus sagradas escrituras, su corrompido representante en la tierra, y también el reverso: Diosmadre.
El sexo es aquí un lenguaje básico. Menudean los abusos, el uso explícito de la violencia. La locura y la razón son hermanos siameses, y los humanos y las bestias parecen amamantadas con la misma leche cortada. El cielo, la tierra (placenta de los muertos), el fuego purificador, el aire enrarecido, son los cuatro elementos que enmarcan Cocuán… que desapareció una noche.

Bueno.

IMG_20230301_070752

Santander, 1936 (Álvaro Pombo)

Leo en el Epílogo.

Deseo subrayar aquí que Santander 1936, que es una novela, que es ficción, a la vez contiene un gran número de elementos y personajes reales que forman parte de la guerra civil en Santander, como mi propio tío Álvaro Pombo Caller o mi abuelo Cayo. No hubiera sido posible escribir esta novela sin la ingente colaboración de Mario Crespo López: unos cuatrocientos folios que proceden de la hemeroteca de El Diario Montañés y demás material histórico. La generosa ayuda de Mario Crespo ha sido, pues, indispensable. Sin el realismo documental de un historiador como Mario, esta novela se habría quedado en nada.

Así pues Mario aporta el contexto, el material histórico y Álvaro Pombo (Santander, 1939) pone de su parte su buen quehacer literario y su memoria personal. La narración se centra en los pormenores de Álvaro, un joven de familia acomodada que a su regreso de París, cae bajo el influjo de la falange. Hay ahí un ascetismo y disciplina, propia de una orden religiosa que lo seduce. Su padre, Cayo, asiste al compromiso político de su hijo, temeroso, él que es burgués, laico y republicano, y ve en el ideario de Primo de Rivera, en su animo totalitario, elementos que no le convencen y asustan.

Es 1934, cuando se inicia el relato, el poder está en manos del gobierno republicano (sería la continuación a 14 de abril, de Paco Cerdá). Parece que las fuerzas republicanas y la de los sublevados fuesen dos fuerzas llamadas a colisionar, como si les resultara imposible desoír las voces que les impelen a cumplir con su destino histórico: ¿una lucha fratricida?
De esta manera parece que el diálogo y las palabras son imposibles. El único argumento convincente el de las armas, la destrucción, las checas (el asesinato de falangistas en el barco-prisión Alfonso Martínez), los bombardeos de la Legión Cóndor contra la población civil santanderina, las sacas. La barbarie.

El quehacer de Pombo consiste en tratar de ponerse en la mente tanto de Álvaro, como de Cayo, y así, mediante sucesivos diálogos entre padre e hijo, al estilo platónico, tratan de entender cada uno cuál es su naturaleza, sus motivaciones, sus porqués, sus destinos. Como si a la situación que viven se le pudiera buscar una explicación lógica. Como si fuese posible resolver la ecuación (con un buen número de incógnitas) con palabras.

Bueno.