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Marcianos. La crónica real que habla sobre el primer viaje a Marte y los seres que allí habitan (Sergio Algora & Óscar Sanmartín Vargas).

Marcianos es una marcianada deliciosa pergeñada a cuatro manos; las de Sergio Algora (1969-2008) a los textos y las de Óscar Sanmartín Vargas (Zaragoza, 1972) a las ilustraciones, editada por la zaragozana Pregunta Ediciones.

Los primeros 10 textos se publicaron en 2010 en la revista cultural Ciclo.
La actual edición recoge 23 textos y 25 ilustraciones (la primera ilustración corresponde al largometraje no realizado «El Planeta Hermético”) de tonos ocres y sepias característicos de Óscar con figuras sin cabeza, pero con piernas y tornco, que remiten a un cuerpo humano trunco, que fue el responsable –entre su vasta producción artística- de las estupendas portadas de Tropo hasta su quiebra.

Oscar Sanmartín Vargas

Sergio Algora que algunos recordarán como cantante del grupo El Niño Gusano o Muy Poca Gente, escribió también poesía, recopilada en la editorial Chaman Editores, bajo el título de Celebrad los días, y textos como el presente que demuestran tanto su capacidad inventiva como su prosa sugestiva. Los textos aquí presentes los hermanaría con ese libro fascinante que es Historia verdadera de Luciano de Samósata, en el que Luciano nos llevaba literalmente a la luna ocurriendo allá toda serie de peripecias al tiempo que nos presentaba a personajes de lo más peculiar. Algo parecido ocurre en Marcianos. Algora y Sanmartín nos llevan hasta Marte para darnos cuenta del primer viaje hasta allá realizado. Como la prosa es alucinada y lisérgica las ilustraciones le van como anillo al dedo, a los breves textos que no pasan cada uno de ellos una página y van en sólo párrafo y cuyo encabezado ya nos pone en situación pues los marcianos de marras llevan nombres como estos: El marciano novela exquisita, El marciano Dios cojuelo, El marciano chinita tú, El marciano finalmente fértil, El marciano olor a norte, El marciano ganancia de pescadores.

EL MARCIANO DOS AVEMARÍAS ha dejado de creer en algo. No nos quiere decir en qué. Pero está claro por su aspecto que esa creencia le consumía. Marchó de su pueblo muy joven para practicar con otros como él la fe. En qué, no estaba permitido decirlo. Ahora ha vuelto al pueblo donde ya nadie le reconoce y se puede ver todas las noches al marciano Dos Avemarías enterrando sus viejos ideales en la última palabra que quiso decir y que su fe tuvo, durante todos estos años, silenciada.