Iba buscando a Alberti y di con Alcantarilla (Sevilla, 1983). En la misma estantería de la biblioteca, lomo con lomo, me decanté por la voz de la poeta joven, cuyo apellido me sonaba, pues había leído un relato suyo (Ingrid) en la web de Vila-Matas.
Ella: invierno es un poemario breve que alterna poesías y prosa. Literatura que obra aquí como desvelamiento de la realidad (el intento siempre vano de comprender la vida), y como autoconocimiento, lo que dota los textos de cierta distancia, elevamiento, perspectiva en suma; terreno abonado de preguntas y respuestas (convertida así la página en un sembrado infinito), de certezas heladas que bebemos sin quitar sed alguna (“la duda es la certeza de uno mismo”), de una soledad (dolorosa) que se hermana con la muerte y la tristeza.
Curiosamente es una voz masculina la que habla, la protagonista de este estío, de esta escorrentía que es el deshielo de la memoria, la de estos recuerdos que duelen, calientan y empañan aquel pasado ante el espejo, que nos devolverá la imagen de lo que fuimos, o creímos que fuimos, aquel YO.