Al comienzo me divertí, pero al final me aburrí un poco, con la dilación de las escenas y tantos giros argumentales que acabé medio mareado. La historia resulta folletinesca. El tema a tratar se enmarca nada menos que en la Segunda Guerra Mundial, y la acción se desarrolla en la Holanda invadida por los Alemanes, donde seguiremos las peripecias que vive Ellis, una chica judía que salva la vida de milagro tras una encerrona, cuando a bordo de una embarcación, ella y su familia se disponen a dejar Holanda, junto a otros judios adinerados, para ponerse a salvo. Los nazis, avisados de antemano, los esperan en el río para llenarles el cuerpo de plomo. Ellis logra escapar y entra en contacto con la gente de la Resistencia, encargada de plantar cara a los nazis.
Como al comienzo de la película vemos a Ellis viviendo en Israel sana y salva, ya damos por hecho que la chica saldrá exitosa de cuantas situaciones adversas se le planteen, lo cual va en detrimento del resultado final en cuanto a su desenlace. Sin embargo no sabemos que suerte correrán sus compañeros. Ellis está dispuesta a sacrificarse por la causa, si bien hay fricciones entre los holandeses judios y los que no lo son, como si la vida de unos valiera más que las de los otros. Sea como fuera, Verheoven tampoco hace sangre con la presunta pasividad de los Holandeses, ante el exterminio alemán y su «laissez faire».
Ellis conoce a Ludwig Müntze, un alto mando de las SS, en un tren, mientras éste ojea unos sellos, al que logra camelar, sólo al principio, pues luego éste descubre su verdadera naturaleza, aunque ésta se tiña el pubis de rubio para hacerse pasar por alemana y esconder sus raices judías. Si bien, una mujer lo es, sea judía o no, y el militar, ante el placer carnal, no pone objecciones xenófobas e incluso germina en su corazón la semilla del amor (o eso parece, aunque ese punto no queda apenas explicitado, más allá de algún revolcón).
No podemos tomarnos esta película muy en serio, pues muchas de las situaciones a pesar de su inherente carga dramática resultan cómicas, y Verhoeven está más empeñado en hacernos pasar un buen rato con esta película de aventuras que en arrasarnos las púpilas con la azarosa existencia de su protagonista, nadando día sí y al otro también en aguas procelosas.
Así por ejemplo, la muerte de un hombre que se hace pasar por miembro de la Resistencia, y es en realidad un informante de los nazis, a manos de Ellis y sus amigos, lejos de conmovernos, se convierte en un chascarrillo, cuando un chico católico incapaz de matar a una mosca, no tiene reparos en vacíar el cargador cuando su víctima blasfema, quedando así sentenciado a los ojos de su verdugo ultra-cristiano.
La frivolidad que impregna la cinta no es óbice para que más allá de su escasa carga dramática, la película me haya resultado interesante y divertida, al menos en parte, pues al final si que resulta ya un poco cargante y las dos horas y media que dura hacen mella.
La actriz Carice Van Houten, es lo que más me ha gustado de la película, con un cara de cachondeo constante, como si lo que le sucede no fuera con ella, inmune al desaliento, proclive al despelote que tanto gusta al director Holandés, muy en consonancia con esa apuntada frivolidad y superficialidad con la que se nos cuenta la historia, quizá con la idea de hacerla accesible a todos los público y explotar su vena más comercial.
¿Llegó a existir el libro negro?
Estupenda película de género bélico y basada en hechos reales, y en donde nos encontramos con un Paul Verhoeven extraordinario. La historia pués, nos traslada a la Segunda Guerra Mundial, y en concreto a una Holanda ocupada por los alemanes, y en un escondrijo donde se encuentra una cantante judia queda totalmente destruido por una bomba fortuita… Una brillante película, de verdad, yo creo que de lo mejor realizado hasta la fecha por el poco afortunado director holandés, pero aquí reencontrándose consigo mismo, ya que también es el artifice de su sólido guión. Cuenta con una impresionante ambientación, dando la sensación de haber estado rodada en plena guerra, gracias como no a una fenomenal fotografía de Karl Walter Lindenlaub («Laberinto rojo»). Muy buenas todas las escenas algunas de ellas verdaderamente impactantes, cosa que le hacen a uno de mantener el interés en todo momento, ya que tanto la acción como la emoción se dan la mano durante las casi dos horas de su metraje. Y en cuanto a los intérpretes, todos sensacionales, pero parrafo aparte para Carice Van Houten (toda una gran revelación), metida en la piel de esa joven judia que se une a la resistencia al perder toda su familia, extraordinaria, en un papel pensado expresamente para ella. En fín, una estupenda película, que a pesar de su larga duración, se le hace a uno corta, ya que su ritmo narrativo es francamente extraordinario. Saludos.