Parquesvr (Stereo; Logroño)

Parquesvr Stereo

Sucedió hace tres años, regresando en coche tras una caparronada en Anguiano, cuando un colega me animó a escuchar una canción: Yo no soy monárquico, soy Juancarlista, sonó el estribillo un buen número de veces. Mi colega flipaba con ese grupo que se llamaba Parquesvr. Sí, como suena, me dijo. Pero mucho ojete, que la u es una v. El caso es que tres años después, un 28 de marzo, los Parquesvr vienen a Logroño de gira (en el circuito Girando por Salas), a la calle Mayor, al Stereo, y agradezco no medir dos metros para no ser decapitado por las lámparas de techo que briosamente la camarera zarandea una y otra vez, creando luces y sombras a su paso. En el mínimo escenario, dispuestos los cinco miembros del grupo. No hay miembras. Batería, guitarra, bajo, teclados. A la voz Javier Ferrara. El tío se ofrece disfrutón en el escenario, sonríe a menudo, se le ve feliz. El bigote es un imán. Esa es la actitud vital: gozar. Y lo hace desgranando ante cien personas canciones humorosas, manejando las luces largas de la ironía, el crimen perfecto de la jocosidad. Comienza el show con El ingles se enseña mal. Miro a mi alrededor todo lo que de mí da mi periscópico cuello y no veo jóvenes, sino gente nacida en los sesenta, setenta y si me apuras, en los ochenta. Por eso triunfa 1992. Somos peña que no sufrimos por amor, ni por desamor (¡pero cómo no deshacerse como un mojicón en leche tibia al oír y sentir el temazo Tu nombre es una puerta por cerrar), sino por alopecia. Calvas hoy brillantes que menudean frente al cantante, algunas ocultas bajo gorras de rejilla. Cabezas que se menean en todas las direcciones, cuerpos descoyuntados al ritmo de la rumbia, de la cumbia, de los guitarrazos rockeros; sonidos eclécticos, mezcla de géneros, series: The Last of Us y autores, ¿Debo leer a Baudelaire?. Habría que preguntarle a alguna escritora presente en la sala. Si molesto, os vais, reza el último disco de Parquesvr. Pero allí nadie se va, no sabemos si hay alguien de Murcia en la sala y se molesta, si las inventivas e invectivas contra los peperos, o los ayusistas harán blanco o no. Tampoco nadie dice Que te pares, salvo cuando hay que dejarse la voz para unirla a la de Javier y a su fraseo, a sus ju(e)gos de palabras y así Almodóvor Amenábor. Las canciones se engarzan durante una hora y cuarto como eslabones de una cadena, y la imagen nos lleva sí o sí a la canción que los catapultó al éxito, que los hizo virales, que puso a Parquesvr en el mapa, cuando (!ojo!) hoy nadie entiende un mapa. Hablamos del gran farsante Lance Armstrong. Y hay que ver lo que es el delirio: un grupo casi metido en el escenario, desatado del todo, con gorras de Reynolds (ahí corrió Perico; y hay que lamentarse y echarse la mano a los huevos, porque no sonó Por un puto pico) en la cabeza, gritando como locos !!!Pelotóooooooooooooooooooooooooooooooooon!!!! No, no somos legión. Por los pelos.

Stereo Parquesvr Logroño

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