Infierno, el nuestro.

Podemos dar por bueno que la literatura no sirve para nada. En ese caso una web o un espacio virtual literario tendría idéntica utilidad: ninguna. Pero no se equivoquen, hay que saber tocar las teclas adecuadas. En ese caso la literatura y una web en concreto nos tienen mucho que decir. No solo eso, porque se puede dejar una huella, una impronta, un poso en unos cuantos lectores y seguidores de la buena literatura y de la web que la difunde, aproxima, y defiende.
Cuando una web así cierra, uno se siente aún más huérfano, más inerme, más sólo. Queda entonces agradecer el empeño, el tesón, la inteligencia, la erudición, la cortesía: gracias por tanto Jesús.
Ahora el infierno, ya no es el de tu Barbusse, es el de nuestro desamparo.

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