Es evidente que los blogs están de capa caída y que han cedido mucho terreno ante Facebook, Instagram o YouTube. El año pasado causaron baja dos blogs fundamentales, El infierno de Barbusse y Devoradoradelibros. Este año otro clásico, el blog de Javier Avilés, El lamento de Portnoy, creado en 2004, parece que ha puesto su punto final. Siguen surgiendo nuevos blogs literarios, no obstante, pero los aquí citados estuvieron al menos ocho años activos, lo que me parece mucho tiempo, pues la vida de los blogs, si antes era efímera, ahora lo es aún más, pues las redes sociales permiten comentar cualquier cosa, libros, películas, viajes, de una forma menos trabajosa que el acceso a un blog, que implica un trabajo más artesanal.
Lo blogs han muerto, larga vida a los blogs.
Los que empezaron el auge de los blogs hace tiempo emigraron a otras plataformas. El formato ha sido colonizado por empresas creadoras de contenido con fines de promoción de páginas en buscadores. Sólo quedan aquellos que pudieron por visitas monetizar su página, como Microsiervos. Y algunos despistados, como nosotros, que no nos hemos enterado de la muerte de los blogs.
Eso JP, o no nos hemos enterado o hemos renacido de nuestras cenizas una y otra vez con un tesón y una voluntad inmunes al desaliento. La pasión libresca es lo que tiene.