En El País de hoy domingo viene un artículo muy recomendable. En él se afirma que los jóvenes cada día escribimos y hablamos peor. El lenguaje vale menos que nada, y a menudo se ve como gente medio analfabeta gana grandes fortunas hablando o expresándose de pena. A la hora de escribir la gente tiene serios problemas para transmitir una idea. Lo dicen los docentes, los cuales muchos de ellos, tienen los mismos problemas que sus alumnos, pues son gente con títulos académicos pero muy poco leídos, más allá de los tochos que tienen que empollarse para pasar las asignaturas de su carrera.
Es verdad, conozco a muchos universitarios diplomados y licenciados que ni han leído ni tienen intención de leer un libro, así que a la hora de expresarse emplean siempre los mismos términos, las mismos giros y todo se vuelve en exceso previsible. Un vocabulario rico y un conocimiento de la lengua profundo nos permite ordenar nuestras ideas, transmitir nuestros pensamientos y ser capaz de expresarnos con corrección. Si siguen así las cosas, expresarse adecuadamente será tan importante como hablar una lengua extranjera. El fenómeno de internet en nada ayuda al fortalecimiento y mejora en la expresión. Igual sucede con los correctores de texto. Ya no hace falta en molestarse en escribir bien, porque automáticamente se corrigen todos los fallos. Los adolescentes expertos en el uso del ctrl+c ctrl+v cortan y pegan del Encarta sin saber ni de qué van los trabajos que les mandan hacer. De nada sirve fomentar la memoria si todo está en la red, a golpe de ratón.
no se porque dices eso, yo creo que escrivo muy vien, sin apenes falta de hortografia. 🙂
Razón has. De todos modos siempre hay gente a la que da gusto escuchar. Manuel Campo Vidal es un paradigma de ello. Me encanta oirlo en RNE con Pepa Flores. Cuenta anécdotas divertidísimas y es un fenómeno comunicando.
En nuestra mano está escribir y hablar mejor. Tenemos más herramientas que nunca. Si bien internet más que una ayuda puede convertirse en un problema, si no le damos el uso adecuado. El problema lo veo yo en la televisión. Hay infinidad de gente, que habla de pena, periodistas también. Y si ves esos programas a diario, quieres o no, acabas imitándolos. Por eso hay que ver menos tele y leer más libros. Todavía queda gente como Angel Casas, Manuel Vicent, Bernardo Atxaga y otros muchos profesionales con los que se me cae la baba escuchándolos.