Antes cuando éramos más jóvenes si hacíamos alguna tropelía el objetivo era ocultarlo para evitar las reprimendas, hoy no. El otro día un alumno que habia sido expulsado del centro la emprendía a golpes con un profesor que le había llamado la atención en el centro por estar fumando, y el joven ni corto ni perezoso se lió a golpes con su profesor. Alrededor de ellos había más jóvenes, los amigos del agresor pero ninguno movió un dedo para evitar aquello, uno cogió su móvil de última tecnología y se puso a grabar la agresión.
El profesor no respondió a la agresión porque de haberlo hecho se le habría caído el pelo, así que se dedicó a sortear los golpes y patadas del joven. Cuando el video de la agresión se hizo público (algo cada vez más comun en los telediarios), resulta que la joven que grabó la agresión, negociaba su venta con los periodistas. Estas tenemos. Vemos una paliza, la grabamos y luego la vendemos a cambio de unos euros. ¿Para eso queremos que los niños de 6 años lleven móviles a las aulas?. ¿Para que puedan grabar sus actos violentos o los que cometen sus compañeros?.
Es triste y desgarrador pero parece que vamos en esa dirección. Habría que replantearse la poca capacidad que tienen los profesores para hacerse respetar en las aulas con la ley en la mano. Al final quien se tiene que ir del colegio es el niño agredido,