El otro día el periodista y escritor Juan Cruz comentaba en su columna en El País, el papel que desempeñan los tertulianos. Algo que parece evidente conviene no obstante recordarlo. Todas las cadenas de radio tiene unas personas que actuan como tertulianos y así al filo de la medianoche se sientan delante de un micrófono y dan cuenta de las noticias del día: así hablan del cambio climático, de las hipótecas basura, del papel de la monarquía, del precio petróleo, de los atentados de ETA, etc., todo ello tratado de manera somera y superficial, un «todo a cien de la opinión»»
El caso es que quieran o no, los tertulianos tienen que hablar de lo que les toca ese día, aunque no tenga ni idea de qué están diciendo. Así esa opinión pública se genera por las opiniones de gente que no son expertos en la materia, que cobran por hablar todo el rato (no por analizar los problemas, indagar las causas, buscar soluciones, criticar en todas las direcciones..), si bien a menudo les convendría callar y reconocer que sobre el tema en cuestión no son los más indicados y que quien debiera tomar la palabra en todo caso deberían ser los especialistas en ese determinado asunto: abogados, juristas, médicos, ingenieros, científicos, y no periodistas que «saben de todo«, o «hablan de todo», porque parece que hoy en día «hablar equivale a saber«, cuando está claro que nada tiene que ver una cosa con la otra.
Razón has. Los tertulianos, no todos claro está, son una panda de gente medio ignorante, que al no saber muchas veces de qué va al tema, gritan mucho creyendo así que por eso sus palabras serán más veraces que si usaran otro tono. Es verdad que se debería consultar a los profesionales, al que sabe de verdad. Pasa con el cambio climático, todo bicho viviente tiene su opinión pero creo que no todas las opiniones son igualmente cualificadas. El problema es cuando los políticos buscan a su alrededor profesionales que avalen sus tesis, muchos de los cuales se venden al mejor postor y dicen lo que quieren oir. Ahí el papel de la comunidad científica es determinante. Es necesario que haya unos filtros que pasar, un beneplácito que obtener, antes de que cualquiera pueda hacer afirmaciones gratuitas, sin contrastar, sabiendo que no va a tener que demostrar lo que dice. El problema mundial, es la falta de cualifiación, y en el sector de los tertulianos pasa lo mismo, pues prima lo mediocre. Lo grave es que este gente forme «la opinión pública», si bien al pueblo solo le interesa, saber las andanzas de La Duquesa, las corridas de José Tomas, las brabuconadas de Melendi, el petardeo de cualquier famosillo y las repeticiones de los goles los domingos. Es lo que hay, no podemos pedir peras al olmo, porque la gente no está para comederas de tarro, quiere las cosas mascadas, sencillitas, no quiere pensar, sino evadirse. Es «la era del recreo» «la globalización del ocio» el «hiperconsumo de la trivialidad».
NO LOS SOPORTO, SON UNOS PESADOS. VENDEN SUS OPINIONES AL QUE MÁS LES PAGA Y LO QUE MÁS ME JODE DE ELLOS, MÁS ALLÁ DE QUE SEPAN POCO O MUCHO ES QUE NO DEJAN HABLAR A LOS DEMÁS. VAN, SUELTAN SU ROLLO Y YA ESTÁ, NO QUIEREN APRENDER DE LOS OTROS TERTULIANOS Y A TODOS SE LES VE DEMASIADO EL PLUMERO. CUESTA ENCONTRAR ALGUNO INDEPENDIENTE Y AUTOCRÍTICO.