Y que el de casarse los enamorados era el fin de más excelencia, advirtiendo que
el mayor contrario que el amor tiene es la hambre y la continua necesidad,
porque el amor es todo alegría, regocijo y contento, y más cuando el amante está
en posesión de la cosa amada, contra quien son enemigos opuestos y declarados la
necesidad y la pobreza….
-El pobre honrado, si es que puede ser honrado el pobre, tiene prenda en tener
mujer hermosa, que, cuando se la quitan, le quitan la honra y se la matan. La
mujer hermosa y honrada, cuyo marido es pobre, merece ser coronada con laureles
y palmas de vencimiento y triunfo. La hermosura, por sí sola, atrae las
voluntades de cuantos la miran y conocen, y como a señuelo gustoso se le abaten
las águilas reales y los pájaros altaneros; pero si a la tal hermosura se le
junta la necesidad y la estrecheza, también la embisten los cuervos, los milanos
y las otras aves de rapiña; y la que está a tantos encuentros firme bien merece
llamarse corona de su marido. Mirad, discreto Basilio -añadió don Quijote-
opinión fue de no sé qué sabio que no había en todo el mundo sino una sola mujer
buena, y daba por consejo que cada uno pensase y creyese que aquella sola buena
era la suya, y así viviría contento. Yo no soy casado, ni hasta agora me ha
venido en pensamiento serlo; y, con todo esto, me atrevería a dar consejo al que
me lo pidiese del modo que había de buscar la mujer con quien se quisiese casar.
Lo primero, le aconsejaría que mirase más a la fama que a la hacienda, porque la
buena mujer no alcanza la buena fama solamente con ser buena, sino con
parecerlo; que mucho más dañan a las honras de las mujeres las desenvolturas
y libertades públicas que las maldades secretas. Si traes buena mujer a tu casa,
fácil cosa sería conservarla, y aun mejorarla, en aquella bondad; pero si la
traes mala, en trabajo te pondrá el enmendarla: que no es muy hacedero pasar de
un estremo a otro. Yo no digo que sea imposible, pero téngolo por dificultoso.