Los dos productos han subido de precio y rondan ya el euro. Ambos son bienes de primera necesidad. Con la leche, España tiene una restricción que le fija Europa, que no le permite producir más de 6 millones de toneladas, cuando consumimos 9, lo que hace que tengamos que importar la diferencia. Lo curioso es que los ganaderos sólo cobran 35 céntimos por cada litro de leche ordenada. El resto, hasta el euro, se lo reparten los distribuidores. Es decir, unos apuestan el capital, hacen el trabajo duro y una vez que la leche se obtiene, otros, por el hecho de llevarla a las tiendas y procesarla, encarecen tres veces el precio inicial. Esto pasa con la leche, con las patatas, pimientos, verduras y legumbres en general. No entiendo como los agricultores o ganaderos no se ponen de acuerdo para ofrecer ellos directamente los productos al mercado. Así podrían ofrecer un mayor precio y obtener un mayor beneficio y el consumidor saldría ganando, porque no habría de comer a tanto distribuidor o hacer uso de las nuevas tecnologías y vender directamente la leche desde sus explotaciones hasta los usuarios finales.
Leche a precio de gasolina
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