Escribir. ¿Por qué escribo? Escribo para crearle un espacio habitable a mi necesidad, a lo que me oprime, a lo que es difícil y excesivo. Escribo porque el hechizo y la maravilla son verdad y su seducción es más fuerte que yo. Escribo porque el error, la degradación y la injusticia no han de tener razón. Escribo para hacer posible la realidad, los lugares, los tiempos, a los que esperan que mi escritura los despierte de su manera confusa de ser. Y para evocar y marcar el camino que he realizado, las tierras, las gentes y todo lo que he vivido y que solo en la escritura puedo reconocer porque en ella recuperan su esencialidad, su verdad emotiva, que es la primera y la última que nos une al mundo. Escribo para hacer visible el misterio de las cosas. Escribo para ser. Escribo sin motivo.
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Qué experiencia extraña y perturbadora cuando encontramos un libro nuestro en manos de otra persona. Hay un malestar indefinible en el hecho de vernos espiados por quien nos lee. Por eso nos exigimos a nosotros mismos que lo haga lejos y no asista a nuestro acto de amor. Porque ahí se pierde el derecho a ser quienes somos en nuestra propia intimidad, defraudados o invadidos por un intruso.
Pensar. Acantilado. Vergílio Ferreira. Traducción de Isabel Soler.