Encontró en el bosque a un niño de once años que le dijo que en realidad no era un niño de once años y tampoco un niño sino una niña de quince y no estaba en un bosque sino en un valle y ella nunca había sido encontrada por él sino que ella lo había encontrado a él con el único deseo de explicarle que lo mejor que podían hacer era caminar tomados de la mano hasta un bosque para entonces acabar de comprenderse o comprender que a lo mejor él tampoco era él sino era otro y que bien pudiera suceder que ninguno de los dos supiera a qué atenerse frente a un autor que huye inmóvil en la calle bajo esta lluvia dura y permanente.
A la deriva (Evelio Rosero)
Deja una respuesta