Ese famoso abismo
Conversaciones con Enrique Vila-Matas
Anna María Iglesias
WunderKammer
Año de publicación: 2020
177 páginas
No fueron las lecturas infantiles de Momo, La jungla del oro maldito, El paquete parlante, La madre, Las ratas, Walden Dos… aquellas que me pusieron en la pista de la literatura. Tampoco los veranos adolescentes consagrados a los libros de Tom Sharpe. Fueron más bien los primeros poemas de Bukowski y en concreto su libro Peleando a la contra. Más tarde, dispuesto ya a leer en serio y en serie, caí en la redes de los ensayos de Enrique Vila-Matas. Así descubrí, leí y disfruté mucho de autores como Robert Walser, Marguerite Duras, Sebald, Crusat, Tavares, Gombrowicz, Bolaño, Luiselli, Michon, Ednodio Quintero, Ribeyro, Roussel y un largo etcétera. Cada lectura confirmaba lo acertado de sus consejos. Si a la entrevistadora Anna María Iglesia, su profesora Paula Massot la encaminó hacia el mundo de la literatura, a mí me pasó otro tanto con las sugerencias de Vila-Matas, su web, la mejor de un escritor en la red, tiene la peculiaridad de que está abierta a la obra de los otros, a recomendaciones de libros ajenos, algunos de escritores jóvenes, algo que como apunta Anna no es muy habitual en escritores de la edad de Vila-Matas. Algo que creo cifra muy bien su espíritu curioso e intergeneracional.

Libro de la biblioteca personal de Enrique Vila-Matas, destrozado después de pasar por las manos del autor.
Los que hemos dedicado unas horas a abrevar en dicha web o hayamos leído El viento ligero de Parma, Impón tu suerte, Perder teorías, El viajero más lento, caminamos al leer estas conversaciones un paisaje en parte reconocible, pues ahí aparecen los grandes temas que le preocupan y ocupan la narrativa del autor desde sus comienzos. Sus reflexiones acerca del deseo de desaparecer, la tentativa del fracaso, la huida, el uso de las citas y su reformulación, dónde situar hoy la narrativa, qué clase de novela está llamada a perdurar y qué modelos están agotados, qué es eso que entendemos por éxito (cómo ha sido la recepción de su obra, la de un autor que parece más valorado fuera que dentro de nuestro país), o su nulo interés hacia esas novelas comerciales que lo cuentan todo y les falta precisamente todo, porque como firma Enrique, lo paso cada día mejor cuando leo y veo que no todo lo entiendo y que, además, el autor se salta con sutileza las reglas de la verosimilitud. Pensar es insistir dijo Susan Sontag.
Leemos esto acerca de la escritura que estaba por venir:
Pensaba que en este siglo -que algunos escritores, yo el primero, llegamos a creer que sería mejor que los anteriores- se abriría finalmente paso un tipo de novela ya felizmente instalada en la frontera; una novela en la que sin problemas se mezclaría lo autobiográfico con el ensayo, con el libro de viajes, con el diario, con la ficción pura, con la realidad traída al texto como tal. Pensaba que iríamos hacia una literatura acorde con el espíritu del tiempo, una literatura mixta, donde los límites se confundirían y la realidad podría bailar en la frontera con la ficción, y el ritmo borraría esa frontera. Pero van cayendo los años y no parece que las cosas vayan por aquí. Aun así, insistiré hasta el final.
Se habla también acerca de la traducción de su obra en 37 países, del papel determinante que juega el traductor. Si a la hora de traducir el traductor aventura nuevos significados, la traducción se convierte en reescritura bajo la forma de un ensayo que interpreta un texto.
La diferencia de los ensayos con respecto a las conversaciones, es el diálogo, claro está, y la interlocutora de Vila-Matas, Anna María Iglesia, me parece una elección muy acertada, ya que la periodista y escritora, conoce al detalle la obra y la vida del autor, en la que se abunda en el último capítulo, titulado curiosamente, Próximamente, en el que nos vamos al pasado y Vila-Matas nos habla acerca de sus pinitos cinéfilos, su participación en el Fotogramas, la publicación de su primera novela, la relación con Pere Gimferrer, Cristina Fernández Cubas…
Las acertadas y sagaces preguntas de Anna permiten ir enhebrando el hilo del pensamiento de Vila-Matas, tal que cada capítulo resulta mollar, y si el presupuesto de lectura del que se parte es el interés del lector hacia el autor y su obra, estas páginas son una puerta abierta también al resto, páginas en las que chorrea literatura. Pienso que no hubiera estado de más un índice al finalizar el libro, indicando todos los escritores, directores, artistas que se nombran y que superan el centenar.
No obstante, toda buena entrevista o conversación, como es el caso, ha de ser también una exploración, capaz de iluminar puntos ciegos, haciéndonos deambular por parajes menos trillados, capaz de alzar la máscara, disipar la bruma, no sabemos si insensata, y hacernos ver el abismo, el filo, el envés, el negativo.
En el aire, tras su lectura me quedan muchas preguntas. Si como afirma Vila-Matas él desea empatizar en su escritura con el lector, no pecar de pedante o pretencioso, ¿cómo lograr al mismo tiempo escribir solo para sí mismo, sin hacer concesiones al lector?. Quizás porque uno es el otro. A saber.
El humor siempre está ahí presente.
Lo digo porque conozco a más de uno que no se dedica a vivir su vida, sino su autobiografía.
Comenta Vila-Matas en la nota introductoria a Chet Baker piensa en su arte que celebra que Elisabet Riera, editora de WunderKammer (confirmo que hay editoriales que hacen honor a su nombre) al leer las galeradas de Ese famoso abismo advirtiera y tomara nota de su inquietud en torno a Chet Baker piensa en su arte y le propusiera la edición que ya está en el mercado. Y en mis manos. Y yo tan contento con tamaño doblete.
Afinidades electivas | Pierre Michon. Llega el rey cuando quiere. Conversaciones sobre literatura.