Acertaba Linneo cuando dijo:
Si ignoras el nombre de las cosas, desaparece también lo que sabes de ellas.
Tierra de mujeres de María Sánchez tiene fragmentos bellísimos como este:
Nuestro medio rural
necesita otras manos que lo escriban
unas que no pretendan rescatarlo ni ubicarlo
Unas que sepan de la Solana y de la umbría
de la luz y la sombra.
De lo que se escucha
y lo que se intuye.
De lo que tiembla
y lo que no se nombra.
Una narrativa que descanse en las huellas.
En las huellas de todas esas que se rompieron las alpargatas
pisando y trabajando
a la sombra
sin hacer ruido
y que siguen solas
esperando que alguien nos reconozca
y comience a nombrarlas
para existir.