!Dios!, se me hace la boca agua de ver la foto. Qué pinta más cojonuda tiene el chuletón,
!eh!. Mejor sabía. Nada como un chuletón a la brasa poco hecho, al punto, para disfrutar del sabor de la carne en todo su esplendor, con un poco de sal gorda por encima. No entiendo como hay gente a la que gusta la carne «muy hecha» casi calcinada. El negro sustituye entonces al negro y la carne parece entonces un estropajo y no sabe a nada. El restaurante donde comimos tan suculento manjar era uno del pueblo de Fuenmayor, afamado por sus asados, a escasos diez kilómetros de Logroño.
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