Berlín fue una de las ciudades más castigadas durante la segunda guerra mundial. Fue constantemente bombardeada y por diferentes lugares aún encuentras fotos de las ruinas en que quedaron convertidas muchas de las plazas, calles y edificios de la ciudad. Por ejemplo la Postdamer Platz se reconvirtió en un centro de enormes edificios modernos y exorbitantes. El parlamento fue reconstruido y hace unos años Norman Foster, que tiene su sello por todo el mundo, le hizo una nueva y espectacular cúpula de cristal digna de ver. Así podemos ver múltiples ejemplos por toda su geografía. Sin embargo hay una iglesia que han dejado a medio derruir, se la conoce como “el diente hueco” y su verdadero nombre es la iglesia del Kaiser-Wilhelm-Gedächniskirche, para que la busquéis en el mapa. No queda mucho más que una nave y la torre semiderruída, pero tiene esa extraña belleza de la imperfección y simboliza algo que va más allá del arte religioso.
En aquel momento la ciudad fue repartida en 4 sectores controlados por las diferentes fuentes aliadas que “ganaron” la guerra, igual que pasó con el propio país. Así la parte Este de Berlín fue controlada por los rusos y la parte Oeste se la quedaron entre Norteamericanos (sur), Franceses (norte) y Británicos (centro). Suena a cacicada, pero así fue. Esto marcó el devenir posterior de la ciudad, controlada por comunistas en el lado Este y capitalistas en el Oeste, que realizaron la reconstrucción de la ciudad siguiendo sus propios criterios. Además ya sabemos que lo que en la Segunda Guerra Mundial eran aliados acabaron convirtiéndose en 2 bloques antagónicos y enfrentados por una guerra fría que junto a diferentes condicionantes acabó por hacer surgir, casi de la nada, el llamado muro de la vergüenza, el muro de Berlín, símbolo tangible de su enfrentamiento, representado de forma alegórica mediante el llamado Telón de Acero.
Aún hoy en día es fácil ver lo diferentes que son las construcciones a ambos lados de ese muro que se levantó. En tierra de nadie quedó uno de los símbolos de la ciudad, la Puerta de Brandemburgo. En el Este los comunistas crearon una enorme torre de televisión (Fernsehturm) en los años 60, para demostrar su supremacía tecnológica, que se ha convertido en otro de los símbolos de la ciudad, ya que puede verse casi desde cualquier punto. Las vistas de el restaurante giratorio que tiene en su interior son excepcionales y se la recomiendo a todo el mundo que vaya.
Esta torre se encuentra en la Alexander Platz, una de las famosas de la ciudad, donde se la conoce como Alex, y un bar a los pies de la torre que lleva este nombre lo atestigua. Es un buen lugar para tomar algo, para alquilar unas bicis y moverse por la ciudad o como centro de operaciones para coger el metro (U-Bahn) o el tren (S-Bahn). Para moverse por ellos libremente conviene sacarse una tarjeta de transporte, que además te permite coger el tranvía y los autobuses que cubren toda la ciudad.
En la plaza pudimos ver como se reúnen alrededor de una ermita los góticos de la ciudad. Si eres afín al comunismo te puedes hacer una foto allí mismo con las gigantescas estatuas de Marx y Engels que hay en una plaza próxima. También en las proximidades está el ayuntamiento y la catedral. No entramos a ninguno de los 2, pero merece la pena verlos desde fuera.
Más o menos de esta plaza parten 2 calles importantes. Hacia el este la Karl Marx Alle, en la que una vez más los comunistas hicieron alarde de su gusto por la grandiosidad y se dedicaron a plantar unos enormes edificios a cada uno de sus lados de forma simétrica. Si ancha es la calle, más anchos, altos y enormes son los edificios que la flanquean, con lo que es fácil perder el sentido de la proporción y pegarte la panzada a caminar por ella, como hicimos nosotros el primer día. Recomiendo verla montado cómodamente en un autobús o en bicicleta, porque sorprende ver varias moles a sus lados del tamaño de El Escorial.
La otra calle importante que parte en dirección contraria, algo más allá, es la Unter der Linden, que llega hasta la puerta de Brandenburgo. Esta calle, con sus árboles y sus tiendas es mucho más amable y puedes aprovechar para realizar las compras de recuerdos y ver edificios más interesantes: museos, iglesias, universidad…
Cerca está el Reichstag (Parlamento), la plaza del mercado de los gendarmes con sus iglesias gemelas o la plaza donde antes de la guerra los nazis se dedicaron a quemar libros demostrando cuales eran sus ideales.