Imaginen un arzobispo que lleva a cabo exorcismos sin permiso eclesiástico en sus años mozos, que participa en el Festival Italiano de San Remo con el disco Gudubu Gubudu. Que contrae matrimonio con una médica coreana. Este arzobispo existe y se llama Manuel Milingo, no confundir con Manuel Milonga.
La Iglesia había aguantado las excentricidades de Milingo hasta que éste hace tres días ordenó obispos a cuatro sacerdotes estadounidenses, también casados, y esto ha sido la gota que ha colmado el cáliz. La Iglesia se ha cansado de perdonar, a la oveja “negra” y lo ha excomulgado, a él y a los cuatro sacerdotes de antes, aplicando el artículo 1382 del Código de Derecho canónico.
Milingo trae a la Iglesia de cabeza.
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