¿dónde está vuestro valor interior si no sabéis lo que es respirar con libertad; si apenas sabéis poseeros a vosotros mismos; si frecuentemente estáis hartos de vosotros mismos como de una bebida que se ha agriado; si dais oídos a las voces de los periódicos y miráis de reojo a vuestros vecinos ricos, comidos de envidia, al ver el alta y la baja rápidas del poder, del dinero y de las opiniones; si no tenéis fe en la filosofía que va harapienta, ni en la libertad de espíritu del que carece de necesidades; si la pobreza voluntaria e idílica, la carencia de profesión y el celibato, que deberían ser el ideal de los más intelectuales de vosotros, son vuestra irrisión? […] 213. Los hombres de vida fracasada […] todo lo que al individuo se le representa como una vida fracasada, poco afortunada, todo el peso del desaliento, de la impotencia, de la enfermedad, de la irascibilidad, de los apetitos, lo descarga sobre la sociedad, y así se forma alrededor de esta una atmósfera viciada y espesa, o, en el caso más favorable, una nube de tempestad.
Traducción de Pedro González Blanco.