Divorcio en el aire (Gonzalo Torné 2013)

Gonzalo Torné Divorcio en el aire Mondadori 2013
Gonzalo Torné
2013
305 páginas
Editorial Mondadori

Divorcio en el aire es la tercera novela y primera (de momento) que leo del catalán Gonzalo Torné (1976). No puedo por tanto abundar acerca de si esta novela es un paso adelante, dos hacia atrás, si afianzará su carrera o si da fe, como les pasa a ciertos grupos musicales, de que este escritor es flor de un día.

Lo que sí puedo decir, es que esta novela de Gonzalo Torné tiene algo (o un mucho) que la diferencia del resto. Este hecho en sí, tratarse de un raro ejemplar, no implica nada, ningún valor añadido (ahora que lo friki ha salido del armario y cotiza a la alta). Lo importante es lo que la novela esconde en su interior. A eso vamos.

El libro de Gonzalo no es fácil de leer. No es la suya una de esas novelas que puedas despachar viendo la televisión, oyendo rock FM, duchándote, practicando un 69, una autofelación u hocicando en la tablet y el resultado sería el mismo (o mejor, al desarrollar nuestras capacidades, destrezas y habilidades, multi-tarea), no, la novela de Gonzalo, exige concentración (y mucha), y esto implica esfuerzo y dedicación por parte del lector, de ahí que aquellos que las paséis canutas ojeando en los bares las hojas deportivas o consultado los efectos secundarios de un paracematol en un prospecto, por vuestra integridad mental, mejor dedicar el tiempo a otros menesteres intelectualmente menos exigentes.

Ahora bien, para aquellos que estéis dispuestos a sudar, a poneros el mono de trabajo y a meterle mano a esta novela de 305 páginas, en la cual no hay apeaderos, ni páginas en blanco, ni respiraderos entre capítulo y capítulo (porque no hay capítulos), dispuestos decía, a digerir esta masa informe, esta sucesión ininterrumpida de párrafos reflexivos forjados a golpe de inteligencia, humor, imaginación, mala uva y sabiduría (aquí la ristra de adjetivos sería casi interminable, pero ya que tengo el cerebro como un balón de playa tras la lectura, y a esta «reseña» llego ya con la reserva, esa labor os la cedo a vosotros: suponiendo que haya alguién ahí fuera, que aunque sea por error pueda leer esto algún día), que te obligan a realizar zigurats mentales, a dilatar las neuronas desafiando las reglas elementales de la física, a preguntarte si esto lo ha escrito un ser humano o una inteligencia alienígena que tras miles de años de aguda y provechosa observación, ha parido-vomitado-excretado, la novela que nos retrata como somos (los humanos).

Gonzalo ejerce de forense, quien vivisecciona a sus protagonistas sobre su mesa de exploración, y a medida que va descubriéndonos los humores, los tejidos, los órganos vitales, los conductos y orificios del placer, de la reproducción, de la excreción, toda esa morralla física que nos cataloga como humanos, estudia también sin descanso eso tan vaporoso e inasible, difícilmente pensable, que llamamos alma humana, metiendo las dos manos en el corazón, rascando las paredes del mismo, rebañando los ventrículos buscando sensaciones, emociones, motivaciones, coágulos de pasado, arterias obstruidas por los desengaños, por el desamor y esta tarea es la encomendada al protagonista de la novela, que decide escribir una carta (este libro) a su segunda esposa, contándole cómo le fue con la primera, con Helen, una americana oronda, con la que tuvo sus más y sus menos. Una narración que no se sitúa en el plano de lo convencional, en un despecho despachado con frases hechas y reflexiones precocinadas, porque este es un relato que no abreva en el presente -esa cinta transportadora que nos empuja hacia adelante sin dejarnos mirar atrás- no, porque el prota, quiere contrastar sus fracasos amorosos, compararlos, para poder ponderarlos, y así, sin quererlo, o quizá queriéndolo, eso habría que preguntárselo al autor, se casca (y digo casca porque el libro es muy directo, muy escatológico, muy sucio y pegajoso, donde las palabras hay que leerlas tras mondarlas de ese tegumento que bien puede ser semen, o flujo) 300 páginas que son un espléndido, sostenido y consistente, Tratado sobre la obsolescencia programada del amor y lo jodido que es esto de amarse, porque podemos sacar conclusiones o confirmar lo que uno intuye desde que recibes hostias al comulgar: el amor, como la vida, siempre es una carrera contra la nada, contra el vacío, siempre vamos cayendo (arrastrándonos en nuestra caída, a menudo acompañados) aunque pensemos otra cosa, y sólo el ruido que genera una vida cómoda, el solaz del arte y tantos otros inventos modernos que amueblan esa habitación llamada calidad de vida nos evitan oír esas voces en nuestras cabezas, voces con forma de dedo índice que nos señalan el mojón donde está el precipicio, la sima, al visualizar nuestras vidas como un tablero con piezas de dominó puestas en fila india, donde El Tiempo, se descojonara de nosotros cada día desde que nos alumbran, al ver nuestros caretos lívidos, temerosos, de que caiga la primera pieza y luego todas las demás, enviándonos de regreso al punto de partida, a la NADA, de la que venimos.

Había pensado meter aquí unos párrafos del libro (pero me vienen tantos a la cabeza que la reseña sería casi igual de extensa que el libro), bien a mano o con el OCR, pero paso.

Quién quiera saber de qué va esta reseña, que se lea el libro.

5 pensamientos en “Divorcio en el aire (Gonzalo Torné 2013)

  1. Joan

    Genial el libro de Gonzalo. He encontrado, eso sí, algún lugar común. Las páginas dedicadas a los cerdos me resultan por su crudeza muy similares a las de Isac Rosa en su libro La mano invisible. Salvo esa menudencia, el resto del libro es una maravilla. No sé de donde saca tantas ideas Gonzalo el tío es un prodigio de inventiva.

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