Emmanuel Bove
2016
160 páginas
Editorial Pasos Perdidos
Traducción: Mercedes Noriega Bosch
Charles Benesteau el protagonista de esta estupenda novela de Emmanuel Bove (París, 1898-1945) deja su trabajo como abogado, abandona su casa burguesa, a su familia, a su mujer y a su hijo, a sus amigos e incluso sus poemas de juventud y se va a vivir a un barrio parisino popular.
Charles busca poner tierra de por medio, y esta actitud suya tachada de excéntrica no complace ni a su mujer, que a los pocos meses le pide el divorcio, ni a sus hermanos, que piensan que está como una chota.
Charles quiere ser una hormiga en su nuevo barrio, pasar desapercibido, no llamar la atención, lidiar su soledad sin sobresaltos, afianzar su día a día en rutinas y en un horizonte de previsibilidad y calma chicha. No lo logra. Su forma de ser, su bondad, sus ganas de ayudar le llevan al comprobar cómo sus esfuerzos son en balde, para ya escarmentado afirmar que «Nada hay más engañoso que las buenas intenciones, porque crean la ilusión de ser el buen mismo».
Charles toma conciencia de lo duro que es para muchos llegar a fin de mes, lo duro que es vivir en condiciones infrahumanas en cuchitriles mal ventilados, sin luz, espacios mínimos que conllevan el hacinamiento familiar de los inquilinos.
Charles consciente de que ha tenido una vida regalada, que ha sufrido, sí, pero de otra manera a como les sucede a quienes su estado natural es la pobreza, pues la desgracia y el dolor en su caso eran rápidamente orillados, trata de ayudar y recibe como pago la divisa de la mezquindad, de la maledicencia y mucha maldad, pasando a ser víctima de cuchicheos y calumnias de todo tipo, que cifran lo peor de nuestra naturaleza humana.
El final es consecuente con todo lo anterior y mi duda es si realmente Charles, como afirma uno de sus amigos, tenía el presentimiento de lo que iba a ocurrir y su apartamiento, su desmedida bondad, no fuera más que la manifestación de esa necesidad de salvarse haciendo el Bien.
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