Libro editado por RBA. Escrito por el islandés Arnaldur Indridason en 2001, y publicado aquí en febrero de 2009. 297 páginas. La historia se cuenta en tiempo presente, pero se trata de dilucidar de quien son unos huesos encontrados ahora, de alguien que parece murió hace unos 60 -70 años. En la investigación un grupo de policías, uno de ellos Erlendur, quien tiene una hija en coma y una relación con su ex, que dista mucho de ser buena, cargada de odio, por parte de ella, quien jamás le perdonó que le abandonará a ella y a sus dos hijos.
A este drama personal se suma otro pretérito, de mayor calado, el que sufre Margrét y sus tres hijos en manos de Grímur. Este último es un despojo humano, un maltratador, que se ceba con su mujer a la que maltrata física y psicologicamente sin piedad. Este asunto ocupa buena parte de las páginas del libro y es donde el autor despliega su más enérgica y elaborada crítica. Hay otras historias paralelas, que aportarán algo de misterio sobre la identidad de quien hasta hace bien poco yacía bajo tierra.
Reykjavik está muy presente en la historia, en su génesis, cuando la gente dejaba las duras condiciones laborales del campo y se mudaba a la ciudad buscando un futuro mejor. Islandia se independizaría de Dinamarca en 1944. A día de hoy Reykjavik, capital de Islandia, sólo cuenta con 120.000 habitantes, algo menos del 50% de la población total del país que ronda los 300.000 habitantes. Problemas para encontrar alojamiento, dimes y diretes, maridos maltratadores y angeles de la guarda vestidos con uniforme, mucho odio e igual venganza. Paisaje acerado, escaso confort, escarcha en los corazones de estos personajes que llevan su cruz a cuestas como buenamente pueden. Puede ser un niño en la tormenta o cualquier otra cosa, lo que alimente de por vida nuestro sentimiento de culpa.
Lectura recomendable.