Dicho y hecho. Sigo con otra escritora, Cristina Grande. Naturaleza infiel es su primera novela !Y qué novela!.
A mí me gustan las novelas que me hacen reír, las que no me hacen reír, también, pero me rio menos que con las otras. Con Naturaleza Infiel me he reído de lo lindo y no porque en el ánimo de la autora esté propiciar la risa del lector en cada párrafo, no lo creo.
El caso es que Cristina en este libro, que a mí me parece un sentido homenaje a la familia, empezando por su madre, su difunto padre y su hermana (en caso de que se trate de algo autobiográfico, que lo desconozco y lo dudo), a medida que nos va contando su vida, sus anécdotas, su existencia y la de las suyos, va removiendo algo en nuestro interior, porque la risa o la sonrisa propiciatoria por su lectura brota del patetismo humano, de ser capaz de asumir nuestras limitaciones y contradicciones, de entender que la vida es ir peleando a la contra contra la muerte cada día, en cada traspiés, en cada cada recaída, hasta que ese hilo de seda que nos separa del más allá se rompa.
Quien nos cuenta la historia, mediante fragmentos o relatos de 2-3 páginas, a modo de diapositivas escritas, es Renata, quien tiene una hermana melliza llamada María. Viven con sus padres, quienes tras unos meses separados vuelven cuando en España se aprueba la Ley del divorcio en el 81, hasta que poco después el padre fallece. Cristina se aplica en el sexo y María en las drogas. Una se mete hombres entre sus piernas, la otra jeringuillas y sustancias varias. Lo cantaba Sabina: al infierno se va por atajos, jeringas, recetas….
Para mí, la auténtica protagonista de la historia es la madre, mujer hecha a sí misma, luchadora, trabajadora, emprendedora, cabal, ese tipo de mujer que hace que este país, paraíso de la corrupción, no se desmorone y todavía sea un lugar habitable y respirable.
Me hacen gracia muchas de las cosas que nos cuenta Renata: sus primeros amores, el sexo vampírico, la llegada de la televisión en color al hogar, el descubrimiento del término «habladurías«, su empeño en no trabajar, la no plasmación de los sentimientos en el seno familiar, los devaneos amorosos de Jorge con sus no beldades, y un sinfín de cosas más que forman parte también de uno y de casi todos y siempre con la muerte del padre muy presente, de telón de fondo, forjando el carácter de los supervivientes, en ese limbo en el que se quedan los que permanecen. Superando la pérdida cada cual a su manera.
«Sólo me faltaban las gafas para parecer una aburridísima rata de biblioteca, pero con tetas parecidas a las que veía en las portadas de Playboy, y que yo escondía tras una carpeta verde forrada con fotos de Paul Newman, Robert Redford y Udo Kier. (pag. 114)»
Naturaleza infiel. Cristina Grande: 142 páginas que dan mucho de sí.
Si quieren perder tres horas leyendo un libro.
O ganarlas
Ya saben.
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